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"No recuerdo nada del accidente, ni siquiera haber arrancado el coche"

La Policía sostiene que el autor de la colisión conducía bebido, se saltó dos semáforos e iba a casi 100 km/h.

el 21 sep 2012 / 14:03 h.

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El acusado del atropello mortal en Tablado momentos antes de su comparecencia ante los medios.

"No recuerdo nada, ni siquiera que arrancara el coche y me fuera a Sevilla". Ni la Fiscalía ni la acusación particular fueron capaces de extraer un detalle al joven acusado por el accidente de Tablada en el que perdió la vida una pareja el 30 de octubre de 2011 . Javier Suárez insistió en que aquel día sólo había tomado una cerveza por la tarde. La Policía Local confirmó que había bebido, se saltó dos semáforos en rojo y circulaba a casi 100 kilómetros por hora. El juicio ha quedado visto para sentencia después de que la Fiscalía y la acusación mantuvieran su petición de cinco años de prisión por un delito de conducción temeraria y dos homicidios imprudentes, y su defensa la absolución.

Según la versión que dio el joven, que vive en Coria del Río, la tarde del 29 de octubre estuvo en Sevilla "para pasear por el Centro con unos amigos, no para beber", aunque admitió que "tomaría alguna cerveza". Luego se fue a su casa, donde cenó con sus padres y hermanos "como todos los días". A partir de ahí, aseguró no recordar "nada", pues lo siguiente que recuerda "es que estaba en el suelo y me atendían y luego ya en el hospital". El acusado negó haber bebido "porque entonces mis padres no me hubieran dejado salir de casa" y dijo no tener una explicación de por qué dio una tasa de alcohol en sangre de 2,11 gramos (el límite es 0,50).

Sin embargo, en el juicio declararon dos testigos que dijeron haber visto el momento del siniestro. Una era una chica que circulaba tras el vehículo de los fallecidos, que dijo esta "completamente segura" de que las víctimas arrancaron cuando el "semáforo se puso en verde, momento en el que vino otro coche y lo golpeó. Fue todo muy rápido". La testigo llegó a asegurar que el acusado circulaba "a más de cien" y que cuando se acercó al lugar del siniestro estaba "tirado en el suelo como mareado". Por su parte, el otro testigo coincidió en que el joven se pasó el semáforo en rojo.

Los agentes de la Policía Local que acudieron al lugar de los hechos explicaron que "no había huella de frenada" ni tampoco de ninguna maniobra para eludir el golpe. Según los agentes, que "la velocidad mínima demostrable" a la que iba el acusado era 98,25 kilómetros por hora, "de ahí para arriba". "La colisión sería brutal, la piel se me pone de gallina", dijo un policía al explicar que hicieron una reconstrucción circulando a esa velocidad.

Otro agente dijo que cuando se acercó al joven olía a alcohol y que en el etilómetro dio una tasa de alcohol de 0,89 en aire expirado. Por su parte, los policías que lo custodiaron en el hospital explicaron que, "aturdido", reconoció que había tomado "cinco copas".


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