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'No sabíamos ni qué era ETA'

Los familiares de los dos ecuatorianos asesinados por ETA hace un año en la Terminal 4 del aeropuerto de Barajas afrontaron el primer aniversario de la masacre en la intimidad. "No sabíamos ni qué era ETA", decían ayer alejados de los homenajes programadosen su memoria.

el 14 sep 2009 / 22:07 h.

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Los familiares de los dos ecuatorianos asesinados por ETA hace un año en la Terminal 4 del aeropuerto de Barajas afrontaron el primer aniversario de la masacre en la intimidad. "No sabíamos ni qué era ETA", decían ayer alejados de los homenajes programadosen su memoria.

"Yo no sabía ni qué era ETA y de la noche a la mañana me llaman para decirme que ellos me quitaron a mi hijo", lamentó Jacqueline Sivisapa, la madre de Diego Armando Estacio, una de las víctimas. Sisivapa agradeció el apoyo de la gente, aunque explicó que su deseo era "hacer algo íntimo" para recordar a su hijo "como si todavía estuviese aquí". "Hace un año de su muerte, pero para mi es como si el tiempo se hubiese congelado", dijo la madre de Estacio, de 38 años de edad y que todavía no se siente preparada para hablar de él en público.

Aquel fatídico día, Diego Estacio, de tan sólo 19 años, acompañó a su novia al aeropuerto de Barajas, donde tenían que recoger a un familiar. El joven decidió esperar descansando en el interior de su Renault Clio Blanco, en el aparcamiento. Los servicios de rescate encontraron su cuerpo siete días después del atentado, sepultado por toneladas de hierros y hormigón.

El cuerpo de Diego Estacio fue repatriado días después a su país natal, donde fue enterrado en el puerto de Machala. Su familia se reunió ayer en una misa oficiada en la ciudad ecuatoriana de Machala en su memoria.

Wiston Estacio, padre de Diego, indicó que la reunión fue estrictamente familiar para recordar a su hijo en una misa en el cementerio de Machala.

Carlos Alonso Palate.

Al igual que Estacio, en el mismo módulo del aparcamiento de Barajas, Carlos Alonso Palate, de 35 años, descansaba en su coche el día de la masacre. Palate, soltero y que con su trabajo mantenía a toda la familia aún residente en Ecuador, acompañó desde Valencia a un amigo que iba a recoger a su mujer.

Los equipos de rescate hallaron su cuerpo cuatro días después del atentado, convirtiéndose así en la primera víctima de ETA después de dos años y medio. Su hermano Jaime apuntó a la necesidad de "recordar a una persona que murió injustamente y sin ningún motivo". "Sólo era un trabajador que venía a España a buscar una vida mejor para todos; no hay derecho lo que pasó y lo peor es que no puedes hacer nada", dijo.

Un año después, cuatro monolitos con los nombres de los ecuatorianos Carlos Alonso Palate y Diego Armando Estacio, recuerdan en el aeropuerto de Barajas su trágica muerte.

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