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«No se puede cerrar página sin leerla»

Entre 1939 y 1953 hasta seis directivas de UGT fueron detenidas íntegras y sus miembros torturados, el secretario general del sindicato Tomás Centeno fue asesinado en 1953 y frecuentar una Casa del Pueblo -impulsadas por el PSOE y UGT para reducir el analfabetismo- podía costar la vida. Foto: Pepo Herrera.

el 15 sep 2009 / 12:10 h.

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Entre 1939 y 1953 hasta seis directivas de UGT fueron detenidas íntegras y sus miembros torturados, el secretario general del sindicato Tomás Centeno fue asesinado en 1953 y frecuentar una Casa del Pueblo -impulsadas por el PSOE y UGT para reducir el analfabetismo- podía costar la vida.

Con 120 años de existencia, UGT fue testigo directo y víctima de un pasado que dirigentes como José María Romero transmiten este fin de semana a los jóvenes andaluces que hoy integran el sindicato (48.000 afiliados menores de 35 años) en el curso Memoria Histórica Sindical para Jóvenes.

José María Romero se afilió a UGT en 1967 y, como sus padres y abuelo, pasó por varias cárceles durante más de un año en 1969. Fue el último secretario general de UGT-Sevilla en la clandestinidad y el primer comisario de la Junta para la recuperación de la memoria histórica cuando la ley sólo era un proyecto.

Desde ese cargo impulsó excavaciones de fosas comunes como la de San Rafael en Málaga o la de la Puebla de Cazalla y visitó el campo de concentración de Mauthausen con familiares de presos andaluces que murieron allí. "Dirigí mi actividad a acercar la administración a las víctimas", recuerda, mientras defiende el camino abierto con la ley que "más allá del morbo o la curiosidad, seguirá avanzando por una cuestión de justicia". "Pretender paralizarlo es intentar ponerle puertas al campo", afirma, porque "no se puede cerrar esa página negra de la historia de España sin leerla" ya que "hay miles de andaluces que constan como desaparecidos y fueron asesinados".

Colabora con UGT en varias publicaciones sobre la historia del sindicato en ese tiempo, aunque reconoce que hay poca documentación "porque todo lo que hacíamos lo destruíamos", lo que dificulta la colaboración con el juez Garzón que no sabe a dónde llegará pero dice no entender "la oposición de algunos dirigentes de la derecha ".

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