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«No trabajar la diversidad en el aula es una hipocresía, porque la realidad es eso»

Gema Otero, experta en género e igualdad por la Olavide, llama la atención sobre una realidad incontestable: los niños siguen siendo presentados como los héroes y ellas como las que se cuidan, no para gustarse más a sí mismas, sino para agraderles a ellos.

el 08 feb 2014 / 21:18 h.

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Sevilla 07/02/2014 Gema Otero

FOTO: Pepo HerreraSuperLola nace como un proyecto personal en forma de relato que cuento a mi hija Lola para que aprenda a ver la vida desde el inconformismo y la valentía”, explica Gema Otero, sevillana de San Juan de Aznalfarache de 42 años. A esta geógrafa especializada en Arqueología, la vida le obligó a reinventarse, y su pequeña Lola (entonces de 3 años de edad) le sirvió como fuente de inspiración. Hoy, SuperLola es un cuento coeducativo que se presenta en dos formatos, libro y vídeo (en YouTube tiene 25.000 visitas). Una aventura en la que, junto con Gema, están embarcados el ilustrador Juan Antonio Muñoz y Fernando Núñez, autor de la música. Tras poner en marcha el proyecto y viendo la acogida que está teniendo, ¿cuál es desde su punto de vista, la radiografía de la igualdad? A nivel institucional está cayendo. En el ámbito educativo hay avances, pero sigue dependiendo de que al profesor de turno le guste, esté implicado con el tema... La coeducación debería estar implantada ya en todos los colegios. No hace falta rascar mucho para ver que han cambiado pocas cosas: los héroes siguen siendo ellos, las niñas practican un culto al cuerpo pero para gustarles a ellos, a los demás... ¿Cuál es la principal enseñanza que reciben los pequeños de Superlola? Lo principal que aprenden es que pueden ser lo que quieren. SuperLola es un canto a la libertad. Los niños deben aprender que existen mil maneras de estar en el mundo. SuperLola también les enseña a los niños a que expresen sus emociones y a las niñas, las empodera. Las niñas deben conquistar el espacio, que no jueguen en un rincón. Que corran en los parques, que se apoderen del espacio. Pero, ¿por qué SuperLola? ¿No se les puede trasladar a las niñas la necesidad de que deben ser súper mujeres? SuperLola las invita a que sean heroínas, pero heroínas de carne y hueso y no explosivas sexualmente hablando, que es como se presentan las heroínas ahora. No se trata de convertirlas en súper mujeres sino de empoderarlas. Detrás de este cuento viene otro que se llama Lalo, el príncipe rosa. Se trata de defender otro tipo de masculinidad. Con él queremos invitar a los niños a desarrollar sus capacidades al máximo, a sacar sus valías. Insiste en que la coeducación tiene que estar implantada en los colegios pero, ¿al final no son los padres los que tienen que hacer esta labor? ¿Cuál es la implicación que ha detectado en ellos? Hay padres que se involucran más y otros menos. Los niños sí que son receptivos a iniciativas de coeducación, y ellos tiene mucho poder de influencia sobre sus padres. Reivindican otras formas de estar. Son auténticas esponjas. SuperLola trabaja en convencer a papás y mamás de la necesidad de trabajar la igualdad. ¿Se resentirá la coeducación con leyes como la LOMCE? Lo que repercute en la coeducación es que no se crea en ella. Es el camino que ayuda a la igualdad y libertad. Lo más difícil es cambiar ese machismo que tenemos por debajo de la piel. Es nuestra cultura, la tenemos impregnada y nos impide ver el valor de la igualdad. Es importante el marco legislativo, por supuesto, pero lo más determinante es cambiar la mentalidad de años y años. Pues ahí está la enseñanza segregada a la que el Gobierno le da un espaldarazo con esta ley... Bajo ningún concepto estoy a favor de la segregación. En el aula tiene que haber mezcla, variedad. Eso es riqueza. Tiene que ser reflejo de lo que hay en la sociedad. Debemos vernos en nuestras diferencias y aceptarnos. Es un despropósito y un fracaso de nuestra sociedad, una vuelta atrás. Las mujeres debemos estar donde nos dé la gana. ¿Y la coeducación tiene relación con las ideologías? Pueden tener influencia, pero las desigualdades están o pueden estar en cualquier ideología, ya sea ésta de izquierda o de derecha. Los partidos están formados por personas y son éstas las que imprimen un signo u otro a las políticas. El sexismo forma parte de nuestras vidas, toca a todo el mundo, independientemente de su pensamiento político. ¿Cómo un Gobierno que tiene a mujeres entre sus cargos de máximo poder presenta una reforma de la ley del aborto tan regresiva? ¿Mujeres de primera y mujeres de segunda? Muchas de esas mujeres están a favor porque, como le dije antes, el machismo lo impregna todo y toca tanto a hombres como a mujeres. La reforma de la ley del aborto busca devolvernos al espacio del que ellos no quieren que salgamos: la casa. Las protestas contra esta reforma lo que reivindican es que el cuerpo de la mujer es de ellas y de nadie más. Pero estas protestas, como la del Tren de la libertad, no salen en los medios. Todas las conquistas que se han conseguido en el ámbito de la igualdad se deben a la lucha de las mujeres. Nadie nos ha regalado nada. Ahora no es que tengamos que reinventarnos, es que la cosa se está poniendo muy dura. Tenemos que salir a la calle. Es doloroso que nos sigan faltando apoyos. Hacen falta manifestaciones masivas y que, cuando las haya, salgan en los medios de comunicación. Lo que no podemos esperar es que la Iglesia apruebe el aborto, como parece que quieren algunos. Por supuesto. Lo que pedimos es que no intervenga en el ámbito de lo laico. A mí la Iglesia no tiene que decirme nada. ¿Le he dado yo la palabra? Si habla por las mujeres cristianas, bien. Por mí, no. Bajo ningún concepto. El tema de que la religión católica esté dentro del aula tampoco lo entiendo. ¿Por qué no todas las religiones? Que se imponga una y solo una me parece un atraco. Y si hablamos de igualdad en el aula, ahí están los casos de colegios que impiden la escolarización de niños de padres gay o que discriminan a menores transexuales. Es importante que en el aula se trabaje la diversidad. No integrarla es darle la espalda a la realidad. Es un error que no se hable de la sexualidad en el colegio, de la multiculturalidad, de otras capacidades... Esto es hipócrita porque, cuando salimos a la realidad, nos encontramos con todo esto. Existen otras formas de quererse, otras formas de ver la vida, de moverse, etc. La coeducación habla de todo esto. Las diferencias nos convierten en personas únicas. Pero también es cierto es que esto se consigue con recursos y formación del profesorado.

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