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No vuela pero viene del futuro

Si tuviera nombre podría llamarse Fernando o Reyes porque el primer prototipo de coche impulsado por hidrógeno de Andalucía está en Sevilla y ayer se paseó por La Cartuja.

el 16 sep 2009 / 00:47 h.

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Si tuviera nombre podría llamarse Fernando o Reyes porque el primer prototipo de coche impulsado por hidrógeno de Andalucía está en Sevilla y ayer se paseó por La Cartuja.

¿Se acuerda de esas películas de ciencia ficción de los ochenta que auguraban coches voladores, píldoras que sabían a hamburguesas y una moda psicodélica de lo más andrógina para el siglo XXI? A estas alturas ya se habrá dado cuenta de que iban un poco desencaminados aunque en algo sí tenían razón porque sí que hace falta un nuevo modelo de coche que aunque no vuele sirva para que el ser humano no termine de destrozar el planeta.

Y es que eso de no saber cómo será el futuro deja mucho margen a la imaginación y aunque ni los robots han acabado controlando el planeta ni ha nacido quien invente el teletransporte, ayer el coche del futuro se dejó ver -y también conducir- por la mismísima Isla de la Cartuja.

Ideas ha habido muchas y todo un ejército de científicos, ingenieros y cabezas pensantes lleva años detrás de un prototipo que sea capaz de competir con los que ya hay en el mercado al tiempo que es respetuoso con el medio ambiente. El que se presentó ayer en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Sevilla es, nada más y nada menos, que el primer prototipo de vehículo propulsado por hidrógeno que pisa -más bien rueda por- tierras andaluzas.

Aunque su imagen dista bastante de los modelos tradicionales que anuncian por la tele este coche del futuro tiene un motor eléctrico que obtiene energía de un sistema de alimentación que consta de una pila de combustible de polímero sólido y baterías eléctricas auxiliares. Se trata de un vehículo que alcanza los 50 kilómetros por hora y tiene 100 de autonomía gracias a un depósito de 33 litros de hidrógeno. Tiene capacidad para dos personas y puede cargar hasta 300 kilos.

Los padres del retoño son un grupo de investigadores de la escuela y del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial y se engloba dentro del denominado proyecto Delfin. Los que ayer se acercaron hasta los alrededores del edificio de laboratorios de la escuela pudieron comprobar en primera persona que aunque se parece más a un coche de juguete que a otra cosa andar, anda. Hubo quien incluso tuvo la suerte de conducirlo y la expectación fue mayúscula entre los alumnos más jóvenes de la escuela que por primera vez fueron conscientes de que no todo son números y cuentas en esto de la ingeniería. "Me encantaría trabajar el día de mañana en proyectos como este, que para esto estamos estudiando", decía uno de ellos.

Dicen los que lo han creado que el prototipo ha sido todo un éxito aunque, eso sí, habrá que esperar bastante para que sea un modelo comercial. El coche ya ha pasado el periodo de pruebas y los investigadores darán comienzo ahora a la siguiente fase del proyecto, denominada Delfín II, en la que se trabajará para mejorar el rendimiento del vehículo.

Este coche verde está basado en otro anterior que ya se comercializa en Estados Unidos y al que supera en autonomía, que no en todo van a ir los americanos por delante. Además de para poner los dientes largos a los amantes de los coches raros, la presentación de ayer sirvió para demostrar que en Andalucía también se investiga y que, además, se obtienen resultados que la mayoría creen más propios de la NASA.

Todavía está por ver cuántos años hay que esperar para que este tipo de coches estén aparcados en las puertas de nuestras casas aunque los estudiantes -que son los ingenieros del futuro- son optimistas: "De ahí sí se puede sacar el verdadero coche del futuro, no el que vuela, sino el que promete no destrozar el planeta". A ver si es verdad.

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