Cultura

«Nunca había visto un musical antes de ver que mi carrera se centraría en ellos»

Entrevista con el director de orquesta, especializado en musicales y residente en Londres, Alfonso Casado (Alcalá de Guadaira, 1984).

el 21 feb 2014 / 23:30 h.

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Alfonso Casado. Alfonso Casado.

Es sincero Alfonso Casado (1984) cuando asegura que esto del musical le pilló por sorpresa. También es modesto cuando resta importancia a su labor en Londres, donde se ha erigido en una de las batutas de confianza de las principales productoras del género. Salió joven de Alcalá de Guadaíra con destino al Real Conservatorio de Madrid. Estudiaba a Beethoven cuando, de repente, se cruzó en su camino El fantasma de la ópera. Los días 16 y 17 de julio hará su debut en Sevilla clausurando la temporada en el Maestranza con un llamativo e inédito programa de musicales.

¿Tan accidental fue su aterrizaje en el foso del Teatro Lope de Vega de Madrid? Completamente. Estaba estudiando con la pianista Ana Guijarro, mi repertorio y mis inclinaciones eran totalmente clásicas. De pronto, otro profesor mío, que era asistente en las funciones de El fantasma de la ópera, me comentó que hacía falta un pianista en el foso. Me presenté allí sin saber bien a dónde iba. Nunca había escuchado un musical y jamás había asistido a uno. No lo tenía en mi horizonte y... cuando llegué al teatro me empecé a dar cuenta de la magnitud de aquello.

¿Qué le dijo su entorno clásico? Mi maestra, Ana Guijarro, está en las antípodas de este repertorio. Y estoy seguro de que ella hubiera preferido para mí otro camino centrado en la música clásica. Pero fue muy comprensiva; entendió que ahí tenía una oportunidad para crecer y desarrollarme como músico, y me dio todas las facilidades. Tardé un año más en culminar mis estudios, pero creo que mereció la pena.

¿Encasilla mucho el musical? ¿Se ve capaz un día de salir de él y abrazar otros repertorios? Encasilla mucho, ciertamente. Pero el arte tiene tantas ramas que te ves forzado a centrarte en una de ellas. No descarto hacer incursiones en la música clásica; es algo que tengo que explorar. Me encanta el repertorio sinfónico y creo que poco a poco iré entrando en él.

¿Cómo llegó la oportunidad de debutar en el Teatro de la Maestranza? Será el primer concierto que dé en su tierra. Nunca había podido actuar en Sevilla. Dio la casualidad de que cuando les llamé para plantearles un programa de musicales, ellos ya habían pensado en mí y me iban a avisar. Serán dos conciertos muy especiales en los que trazaré un recorrido por la historia del musical; desde obras de Rodgers &Hammerstein a piezas de Leonard Bernstein (West Side Story) y Lloyd Webber (Cats) y temas de El fantasma de la ópera y Los Miserables, entre otros.

También dará a conocer fragmentos de Miss Saigon, obra que reestrenará en Londres esta primavera. El 9 de marzo comienzan los ensayos, es una obra que está basada en la ópera Madama Butterfly, aunque con Vietnam de trasfondo.

A veces se tiene la sensación de que, en el género musical, los teatros españoles no salen del ABC. ¿Por qué cuesta tanto presentar títulos menos populares? ¿ComoMiss Saigon por ejemplo? Tiene razón. Hay obras que funcionan muy bien en el mundo anglosajón pero que dudo que colgaran el cartel de ‘no hay billetes’ en nuestro país; pienso también en Billy Elliot o Mathilda. Yhay que tener en cuenta que el musical es un género sin tradición aquí, con el público todavía en formación. Y dado que está en manos de productoras privadas que quieren amortizar los costes de inversión es lógico que, por ahora, sólo se presenten las obras más comerciales, cuyos títulos llenan por sí solos los auditorios.

¿Deberían los teatros de ópera hacer hueco a este género? Creo que sí. Tal vez Chicago o Cabaret no sean obras apropiadas para un coliseo lírico, pero sí desde luego El fantasma de la ópera o Los Miserables. No digamos West Side Story. Pero pienso que falta mucho para que esto se produzca; el mundo de la ópera y el del musical no es que estén enfrentados, pero sí que representan dos realidades artísticas bastante distintas.

¿Qué diferencias especialmente relevantes observa? En la ópera importa, por delante de cualquier otra cosa, la calidad vocal; esto está por encima de que el reparto actúe mejor o peor, de que la escenografía guste más o menos. Tampoco es esencial que el público entienda lo que se está cantando. Todo lo contrario que pasa en los musicales, donde además se trabaja con profesionales de múltiples disciplinas (hay también bailarines, cantantes no líricos, actores...)

Se dice que el ballet y el musical son las dos realidades artísticas donde existe una competitividad más fuerte. Así es. Y al no haber escuelas específicas de formación siempre hay mucha gente queriendo acceder a unos u otros puestos. En España, por ejemplo, no se enseña en los conservatorios esta cultura, es algo totalmente ajeno.

No hay entonces una vía clara para quienes quieran seguir su camino. No la hay, no. Es así de crudo. En todo caso vivir en Madrid ayudaría a tener más a mano las audiciones. Pero poco más. Sólo hay una industria verdaderamente armada en Londres y en Nueva York, donde hasta pueden encontrarse centros de formación específicos.

Entiendo que, entre sus prioridades, Alcalá de Guadaira, su pueblo de origen, queda muy lejos. Queda muy cerca por que mi familia está allí. Únicamente por eso. Profesionalmente no sé qué podría hacer hoy en Alcalá.

A pesar de que el Teatro Riberas del Guadaira es uno de los mejores equipamientos culturales de Andalucía... Sí, a pesar de eso. Es un auditorio magnífico. Y formé parte del equipo artístico que abrió ese teatro, una obra enorme y maravillosa que sin embargo no está generando apenas ganancia. La población no lo disfruta todo lo que podría. Pero no es el único caso... por desgracia la geografía española está llena de obras, algunas faraónicas, que luego no tienen apenas uso. Se crean continentes antes de prever si hay contenidos con los que ocuparlos.

¿Percibe al menos si el público de aquí comienza a ser más versado en el género del musical? Me consta que el nivel de exigencia ha subido, hay musicales que cobran entradas muy altas y cuya calidad no corre pareja. Y la gente lo nota. Por eso cada vez más hay oferta en la cartelera de gran nivel. Se está normalizando como una opción más el disfrutar de unos espectáculos de la máxima calidad.

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