EEUU lleva casi un año discutiendo sobre la reforma sanitaria y el presidente, Barack Obama, cree que ya es suficiente. "Todo lo que se debía decir sobre la sanidad, ya ha sido dicho, y casi todo el mundo ha hablado. Es hora de tomar una decisión", dijo ayer en un discurso de sólo 15 minutos ante profesionales de la medicina en la Sala Este de la Casa Blanca.
Obama instó al Congreso a emitir ya un voto final y definitivo sobre la reforma sanitaria durante las "próximas semanas" e instó a utilizar un polémico proceso llamado reconciliation.
Utilizando esta táctica legislativa, los demócratas podrían aprobar la reforma con una mayoría simple en el Senado, sin obtener ningún voto republicano. Esta mayoría requeriría únicamente una mayoría simple de 51 votos, en vez de los 60 que se necesitan para impedir que la oposición bloquee la reforma.
El líder de la minoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, dijo en este sentido que si los demócratas optan por ese derrotero causarán la "ira" de la opinión pública. Este proceso legislativo es muy polémico, ya que en principio sólo se usa para medidas presupuestarias, por lo que, según los republicanos, utilizarlo para aprobar la reforma sanitaria sería un fraude. Sin embargo, Obama recordó las numerosas ocasiones en las que los republicanos han recurrido a él.
"Existe una fascinación -que bordea la obsesión- entre los medios de esta ciudad sobre qué significará la aprobación de la reforma en las próximas elecciones [...] No sé cómo afectará políticamente, lo que sí sé es que es lo correcto", concluyó el presidente, dejando clara su intención de llevar a buen término la reforma con o sin el apoyo republicano.
"No podemos esperar más tiempo. Si no actuamos ahora, la reforma se puede retrasar hasta una década [...] EEUU espera de nosotros que asumamos nuestro liderazgo", dijo Obama, que considera que las discrepancias entre republicanos no desaparecerán si se empieza el proceso desde cero y se debate otro año más, como sugieren los conservadores. Según Obama, el desacuerdo "fundamental" entre ambas partes del debate versa sobre hasta dónde ampliar la supervisión de las aseguradoras.
El presidente se mostró dispuesto a incorporar varias ideas republicanas expuestas durante la cumbre de la sanidad del pasado jueves.Por ejemplo, citó un mayor esfuerzo en identificar y eliminar los casos de fraude existentes en los programas públicos actuales, y una limitación a las demandas contra los doctores por presuntos errores médicos.
Además, también anunció que en el texto final se eliminarán algunos de los aspectos más criticados en la propuesta de ley aprobada por el Senado, como los tratos de favor a determinados estados para ganarse los votos de algunos senadores clave.
Obama aseguró que la situación es insostenible y que las consecuencias de no actuar serán graves, pues en los próximos años aumentarán las personas que quedarán sin cobertura por haber perdido su empleo. "Los seguros sanitarios son cada día más caros. Las familias no pueden permitírselo. Las empresas no pueden permitírselo. El Gobierno federal tampoco", terminó.
