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Occidente se compromete con Pakistán tras aflorar las enfermedades

La ONU confirma las primeras muertes por los brotes epidémicos, como el cólera.

el 17 ago 2010 / 19:52 h.

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Un niño espera la llegada de ayuda médica.

La comunidad internacional ha prometido ayudar a Pakistán tras las devastadoras inundaciones que afectan a 20 millones de personas y han dejado unos 1.600 muertos, según datos de la ONU . Los insistentes llamamientos de este organismo internacional, que solicita 459 millones de dólares, parecen surtir efecto y poco a poco la ayuda humanitaria está llegando a Pakistán.

El Banco Banco Mundial se comprometió ayer a entregar 900 millones de dólares de ayuda financiera y países como España, Japón, Australia, Turquía y Arabia Saudí ya han informado de que contribuirán a sacar a Pakistán del caos. La Unión Europea, a través del presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, también anunció una importante movilización de recursos económicos.

Y es que sin la ayuda internacional Pakistán no podrá salir adelante, puesto que, según la ONU, sus necesidades son mayores que los damnificados por el terremoto de Haití.

Además, las organizaciones humanitarias, que están centradas en frenar el drama sanitario en Pakistán, advirtieron ayer de que las enfermedades relacionadas con la contaminación del agua están causando estragos entre cientos de miles de afectados y amenazan con disparar la mortalidad. "Ya hay muertes. Se puede confirmar que hay brotes de epidemias", dijo ayer a Efe el coordinador de emergencias de Unicef en el país surasiático, Óscar Butragueño.

La prensa local había informado en los últimos días del fallecimiento de decenas de personas, sobre todo niños, por el tétanos, problemas de gastroenteritis o respiratorios.

Una fuente de la ONU reconoció ayer a Efe bajo condición de anonimato que se ha detectado cólera en al menos 20 pacientes, aunque expuso que el Gobierno paquistaní es reacio a admitir este extremo. "20 casos de cólera no es nada, hay muchos más", amplió a Efe horas después tras una rueda de prensa el director en Pakistán de la Organización Mundial de la Salud (OMS ), Guido Sabatinelli. Sabatinelli justificó el silencio de las autoridades alegando que ellos "tienen su política" en este ámbito. "Los casos de diarrea aguda están siendo tratados como si fueran cólera. No estamos buscando confirmación, el cólera es endémico en Pakistán", abundó. El representante de la OMS alertó de que la situación es "muy peligrosa" y de que "el problema aumentará cuando el agua retroceda", por lo que se registrarán más muertes, así que apostó por reforzar la prevención.

Las enfermedades. Hasta la fecha se han detectado al menos 87.761 casos de diarrea aguda, 83.050 de enfermedades respiratorias y 113.045 de enfermedades cutáneas, como la sarna, según datos recogidos por la ONU en consultas médicas. "La gente no tiene otro tipo de ropa, pasa muchos días seguidos con las prendas mojadas", se lamentó el portavoz de Unicef, quien añadió que hay riesgo de que surjan también sarampión, polio o malaria, endémicos en el país asiático.

En un comunicado, el director de Unicef en Pakistán, Martin Mogwanja, subrayó que "la provisión de agua potable y saneamiento adecuado es clave para la supervivencia de millones de personas afectadas por las inundaciones". "Si no somos capaces de hacerlo, por falta de fondos, las enfermedades transmitidas por el agua, como el cólera, la diarrea o la disentería, comenzarán a extenderse y cobrarse más vidas entre la población, especialmente en los niños, ya débiles y vulnerables a la enfermedad y la malnutrición", expuso Mogwanja.

Pero las agencias humanitarias apenas pueden llegar todavía a una pequeña fracción de los damnificados por una catástrofe que ha destruido o dañado 1.167 centros médicos y dejado a cientos de miles incomunicados en diversas áreas del país, en especial en el norte.

La ira de las aguas del río Indo y de sus afluentes ha causado un escenario de destrucción a lo largo de más de 1.000 kilómetros, de norte a sur de Pakistán y en todas sus provincias. Los datos de la Autoridad Nacional de Gestión de Desastres (NDMA) hablan por sí solos: 893.000 viviendas destruidas o dañadas, de ellas 5.500 escuelas, mientras que otros 5.000 centros educativos sirven de morada para parte de los 20 millones de afectados que se han quedado sin hogar. La crisis está lejos de acabar: tres presas en el tercio central del país soportan un altísimo nivel de agua en estos momentos y se teme que no resistan.

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