El Correo de América

Optimismo a la hora de afrontar una nueva vida

Más de 10.000 kilómetros separan Sevilla de Chile pero ni Manuel ni Nelson están lejos de sus casas. El mundo ha reducido sus distancias.

el 09 ene 2015 / 12:58 h.

afrontandolavida01Manuel Andrades Sevillano en Chile País Vasco, Sevilla, Madrid, Santiago... Este sevillano de El Cuervo, arquitecto por la Universidad de Navarra, ha trabajado siempre en Idom, un estudio de arquitectura e ingeniería que tiene obras por todo el mundo. Después de varios años en Bilbao y Sevilla, fue trasladado a Madrid por los recortes en la capital hispalense. De la capital finalmente, fue trasladado a Chile. Su familia es la propietaria del histórico restaurante de El Cuervo ?Sevilla-Betis, ya cerrado por la jubilación de sus padres. Nelson Aguilera Chileno en Sevilla Como un sevillano más Nelson Aguilera lleva 35 años viviendo en Sevilla y reconoce que se siente ya «más español que chileno». Su mujer y sus hijos son de aquí ve muy difícil volver a su país de forma definitiva, donde lógicamente tiene a su familia. Optó por salir de su país natal en 1979 porque era contrario a las ideas políticas del dictador Pinochet. Tenía conocimientos sobre cómo trabajar la madera y en España se ha ganado la vida ejerciendo como carpintero. Le gustan las fiestas locales, en su tiempo libre cocina y lee echa de menos ver a diario los Andes. SUS HISTORIAS Cambiar de país sin saber qué te habrá reservado el futuro tiene que ser una experiencia muy inquietante, de las que nunca se olvidan. Ni Manuel Andrades –sevillano en Chile– ni Nelson Aguilera –chileno en Sevilla– han olvidado el día exacto que bajaron del avión y pisaron una nueva tierra en la que, hasta ahora, han establecido su hogar. Manolo es arquitecto y recuerda que arribó en suelo sudamericano el 17 de julio de 2013. Su empresa –Idom– ya lo había destinado de Sevilla a Madrid cuando tuvo que recortar personal en la capital andaluza. Al poco tiempo, en la capital de España también bajó mucho el trabajo y le propusieron un traslado a Chile. Lógicamente, la decisión siempre es difícil pero decidió junto a su mujer que lo mejor es «mirar siempre hacia adelante» porque «no se puede vivir con la cabeza en el pasado». Santiago de Chile le parece una ciudad segura aunque empieza a notar, con cierto recelo, algunos de los síntomas que provocaron la dura crisis económica que todavía sufre España. Como todos los expatriados echa de menos tener cerca a la familia y las cosas típicas de su tierra aunque reconoce que los países chilenos son «increíbles», y definió su naturaleza como «espectacular». Lógicamente, y como es un buen amante de la gastronomía, echa de menos «el jamón, el adobo y los churros para el desayuno». Manolo reconoce que lleva en Chile una vida tranquila, aprovecha el tiempo libre que tiene para hacer excursiones con su mujer –María Bradley, natural de Buenos Aires– y hace una reflexión que refleja realmente cómo ha cambiado el mundo durante los últimos años. «Cada vez uno es más nómada, pero quizá es algo natural de nuestro tiempo». Un pensamiento y una filosofía similar tiene Nelson Aguilera, que tampoco olvida el día exacto que pisó suelo español para quedarse definitivamente. «Fue un 12 de diciembre de 1979», afirma seguro. Por lo tanto, justo ayer viernes se cumplieron 35 años desde que partiera de su país. Entonces, Nelson era un joven de 20 años que vivía en una familia de clase media pero él era contrario a que un militar estuviera al frente de su país. Fue coherente con sus ideas y optó por irse. Dado que tenía familia en Madrid señaló España como su lugar de destino y poco después arribó en Sevilla. Su oficio es el de carpintero. Ya trabajaba la madera en Chile y aquí siempre pudo dedicarse a lo mismo. Han pasado ya tantos años que se siente «más español que chileno» y cree muy improbable que regrese a su país de origen definitivamente. Su mujer es sevillana y sus dos hijos también, por lo que realmente ha echado buenas raíces en Andalucía y ya no regresará, salvo de visita. Empero, hay cosas de su país que sigue echando de menos. La naturaleza del país chileno–como recordaba Manuel Andrades es impresionante y Nelson, tantos años después, la sigue añorando. De hecho, una de las cosas que más lamenta no hacer es ver cada mañana la cordillera de los Andes. Nelson también coincide con Andrades en que le sorprende, para mal, la proliferación de los casos de corrupción que aparecen día tras día en España. Gracias a la tecnología, cada uno está al corriente de las noticias de su país natal y puede establecer contacto a diario con sus familia. El mundo es cada vez más cercano, aunque los kilómetros que separan a uno de su casa y de su tierra puedan parecer muchísimos. Sin embargo, dar un paso como el que dieron Manolo y Nelson no resulta fácil. Los dos, lanzan un consejo: «Que nadie se de por vencido ante las adversidades». Así, seguro que les irá bien.

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