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Oriente Próximo se queda sin tiempo

El martes termina el plazo dado por los palestinos a EEUU para volver al diálogo con Israel.

el 07 nov 2010 / 20:46 h.

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Una niña observa a las mujeres que participan en una protesta frente a la residencia del primer ministro palestino.

El plazo de un mes dado por la Liga Árabe , en su reunión de octubre, al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, para intentar relanzar las negociaciones directas entre palestinos e israelíes, concluye el martes sin que haya indicios claros sobre cuál será la resolución definitiva.

Además, israelíes y palestinos están a la espera de ver cómo encaja Obama su derrota en las elecciones al Congreso -Cámara de Representantes y Senado- en EEUU, dominado ahora por los republicanos, y retoma los esfuerzos para desatascar el proceso de paz en Oriente Próximo.

Los palestinos confiaban en que el plazo permitiera a Obama convencer a Israel de que paralice la colonización israelí -principal escollo al diálogo con el Estado judío-, antes de levantar, en caso contrario, el acta de defunción del proceso negociador.

En los días previos a las recientes elecciones estadounidenses, tanto en Israel como en los territorios palestinos se tenía la sensación de que en medio del estancamiento de la negociación auspiciada por Washington desde principios de septiembre, se estaba esperando al Mesías. "Y ese Mesías se llamaba noviembre", apunta Gadi Baltiansky, director general de la Iniciativa de Ginebra, plataforma israelo-palestina que auspicia un plan de paz no oficial respaldado por personalidades políticas de ambas partes.

En este compás de espera, el enviado especial de la Casa Blanca, George Mitchell, no se ha dejado ver en Jerusalén o en Ramala. En cambio, ya se encuentra en EEUU el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, donde se reunirá con la secretaria de Estado, Hillary Clinton, y el vicepresidente, Joe Biden, para estudiar sus cartas y analizar las vías para avanzar hacia la paz.

Entretanto, la gran pregunta es si el triunfo republicano y una demandante agenda doméstica permitirán a Obama concentrarse en la política exterior y en particular en resolver el conflicto entre israelíes y palestinos.

Medios locales apuntan a que Netanyahu espera que los republicanos adopten una posición más decidida sobre Irán y presionen a Obama a ser más condescendiente con Israel. Esa sería la ecuación apriorística. Sin embargo, los analistas conjeturan con que no se van a producir diferencias significativas pese al triunfo republicano y recuerdan que en Estados Unidos es la Casa Blanca y no el Congreso la que dicta la política exterior.

"Aunque así lo quisiera, esta región no va a dejar a Obama que se desentienda del conflicto", afirma Guershon Baskin, director del Centro Israel/Palestina para la Investigación e Información (IPCRI). Este experto defiende que los palestinos continúan construyendo sus instituciones y que "si no hay proceso de paz, adoptarán otras alternativas como acudir a la ONU en busca de reconocimiento internacional".

Su colega Hana Siniora, vaticina que el presidente de EEUU adoptará una política más vigorosa, al ser precisamente el conflicto palestino-israelí donde puede obtener algún resultado. El ex ministro palestino para Asuntos de Jerusalén, Ziad Abu Zayad va más allá y afirma que "Obama ha sido el primero en ganar el Nobel de la Paz sin haber hecho nada y tiene que demostrarse a sí mismo que lo merece". Y el columnista israelí Akiva Eldar escribió recientemente en el diario Haaretz, que "Obama sí, todavía puede" resolver el conflicto en un año, tal y como se comprometieron las partes.

Los palestinos han vivido con apatía el proceso negociador al considerar que depende exclusivamente de que Israel cambie su política respecto a los asentamientos judíos. La falta de confianza en su éxito también se ha se ha producido en Israel, en contraposición a colectivos judíos en EEUU como el liberal JStreet, que apoya un fuerte liderazgo norteamericano para resolver el conflicto en Oriente Medio.

Y es que tres de cada cuatro judíos estadounidenses votaron por los demócratas, una proporción que se reproduce pero a la inversa entre los judíos de esa nacionalidad residentes en Israel, que lo hicieron por los republicanos.

Pese al batacazo en las elecciones de mediados de mandato, Barack Obama no sería el primer presidente estadounidense que no cuenta con mayoría en el Congreso e impulsa un proceso de paz para esta zona conflictiva. Como últimas referencias le preceden Geroge W. Bush con Annapolis (2007), y Bill Clinton con Camp David (2000).

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