Celebramos la iniciativa de crear una orquesta y un coro en el seno de una institución académica como el Conservatorio Manuel Castillo. Ojalá todos los centros de formación contaran con plataformas desde las que fomentar la práctica y la experiencia, necesarias para lograr la asimilación completa del aprendizaje.
Con este conjunto, los alumnos y alumnas de los últimos cursos están recorriendo la geografía española, y eso es mucho más de lo que pueden aprender en las aulas. Pero aunque algunos de los integrantes de esta orquesta militan ya en otras, algunas prestigiosas, hay que reconocer que el nivel es limitado, en parte debido a una dirección mecánica y academicista, que encuentra dificultad en lograr coherencia entre las secciones de la orquesta.
Al coro le falta empuje y entusiasmo, acallado en numerosas ocasiones por metales y percusión, especialmente en el coro de gitanos de Il trovatore, sin embargo una de las páginas más logradas de la noche.
Las voces solistas, aunque de bellos timbres, no anduvieron muy entonadas, destacando las prometedoras maneras de Sandra Romero frente al engolamiento de Castellanos y la falta de afinación de Canseco. Así con todo, el público asistente respondió entusiasmado.
