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Otro coche bomba más de los violentos

El coche-bomba que hizo estallar ayer ETA en un aparcamiento del campus universitario de Navarra responde a la misma lógica asesina de siempre de la banda terrorista y admite pocos comentarios más de los que se vierten cada vez que la organización criminal comete sus fechorías.

el 15 sep 2009 / 17:39 h.

El coche-bomba que hizo estallar ayer ETA en un aparcamiento del campus universitario de Navarra responde a la misma lógica asesina de siempre de la banda terrorista y admite pocos comentarios más de los que se vierten cada vez que la organización criminal comete sus fechorías. En este caso, se trata del quinto atentado que sufre desde 1979 la institución universitaria de Pamplona y ha ocasionado heridas leves a 21 personas. No debe ser, por tanto, motivo de extrañeza que los aprendices de gudaris atenten allí. Si son capaces de pegarle un tiro en la nuca a un ciudadano en la vía pública, porqué acaso van a tener miramiento alguno con un centro de conocimiento y pensamiento. No se le puede pedir a unos violentos embebidos de fanatismo que respeten nada: lo que hay que hacer es encarcelarlos. El coche-bomba colocado ayer pudo haber causado una tragedia. Los terroristas lo aparcaron junto a una biblioteca, en una zona muy frecuentada por estudiantes y personal docente. Y el terrorista que avisó de la colocación del artefacto no dijo dónde estaba exactamente la bomba. Lo que no se sabe aún es si lo hizo adrede o porque simplemente se equivocó. En el primer caso, no hay que buscarle más lecturas de las habituales. ETA ha buscado ya en demasiadas ocasiones la masacre de inocentes como para sorprenderse de que no esté buscando una acción de sangre con la que mostrar su fuerza criminal. En el segundo supuesto -la equivocación- jugaría un elemento que se repite en las nuevas hornadas de etarras: su bisoñez y su falta de experiencia, que les hacen cometer errores de bulto, sobre todo cuando cometen acciones como ésta, que en principio se interpretan como un intento de responder de forma precipitada a la desarticulación, el pasado martes, del comando que actuaba en Navarra. En realidad, ya da igual. Lo importante, como dijo ayer el ministro Rubalcaba, es que quienes han puesto la bomba en Pamplona acabarán ante un juez. Al tiempo.

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