Cultura

Paco Camino y El Viti volvieron a acartelarse con Diego Puerta

El periodista sevillano Antonio Petit presentó ayer la biografía del gran diestro de San Bernardo.

el 11 abr 2012 / 20:31 h.

Antonio Petit Caro (derecha) junto a Paco Camino, compañero de tantas tardes junto al diestro de San Bernardo.

Puerta, Camino y El Viti. Era el cartel de tantas y tantas tardes, de todas aquellas ferias de la década prodigiosa del toreo que escribió sus anales con letras de oro gracias a una amplia baraja de toreros de primera fila que marcaron toda una época. Diego Puerta nos dejó hace muy pocos meses reivindicando de paso la valía de aquellos grandiosos toreros a los que el tiempo no siempre ha hecho justicia.

El apeadero del Ayuntamiento sirvió para que los sevillanos le dijeran adiós antes de que los viejos toreros de Sevilla le pasearan póstumamente por el ruedo de la Real Maestranza, la misma plaza en la que se había retirado para siempre el 12 de octubre de 1974, mano a mano con Paco Camino.

El periodista sevillano Antonio Petit Caro ha sabido llenar el vacío bibliográfico que había en torno al menudo diestro del Cerro del Águila, que desapareció de la vida pública después de su retirada. El libro, titulado Diego Puerta, arte, valor y casta de un torero de Sevilla fue presentado ayer en la antigua Audiencia, sede de la Fundación Cajasol –patrocinadora de la publicación– convocando un cartel de excepción: sólo Paco Camino y Santiago Martín El Viti, que compartieron más de tres centenares de tardes junto a Diego Puerta, podían prestar testimonios tan cercanos como los que brindaron ayer. En el caso del diestro de Camas, desde una amistad cimentada en la niñez –debutaron juntos en Cumbres Mayores en 1953– y por parte de El Viti, sentenciando solemnemente las virtudes de un torero que fue mucho más que valor.

Antonio Petit no quiso comenzar su evocación sin hacer un sencillo homenaje a Rocío García-Carranza, la esposa del torero. Según el escritor, “Puerta fue un magnífico embajador de Sevilla y forma parte del verdadero patrimonio inmateral de la ciudad”. Camino, en su turno, evocó ayeres y aquellos tiempos que nunca volverán, en los que eran capaces de meterse juntos más de treinta horas de avión para asistir al bautizo de una ahijada y volver a torear a Lima, “porque teníamos que llevar el papeo a casa”. Camino recordó esa “amistad grandísima” que siempre mantuvo con su compadre, que le ponía “a cien” en la plaza.

En un tono profesoral, El Viti desgranó magistralmente las virtudes toreras de Diego Puerta: “no se trata de haber coincidido tantas veces en los carteles, había algo más importante entre nosotros y el símbolo siempre fue Diego”. Pero el maestro charro quiso detenerse y recalcar especialmente la inteligencia de su compañero sevillano, una inteligencia, dijo El Viti, “que le sirvió para superar tantas cornadas”. Tal y como señaló el gran torero salmantino, “cuando nos vestimos de luces asumimos las cornadas, hasta que podemos morir en el empeño, y para eso hay que ser inteligente”.

Cerró el acto el alcalde de la ciudad, Juan Ignacio Zoido, que evitó emplear un tono institucional para hablar de un torero que, además, fue su amigo. Zoido refirió algunas vivencias junto al maestro y hasta alguna anécdota campera en la que no le quedó más remedio que echarle valor para ponerse delante de una becerra, animado por los sabios consejos de Puerta: “ni tus hijos ni la vaca deben notar tu miedo”. Tal y como señaló el regidor hispalense “no podemos entender a Puerta sin Sevilla ni el mundo de los toros sin Puerta” y destacó “la suma de entrega, trabajo y espíritu de sacrificio” de un matador imprescindible para contar la historia del toreo en el siglo XX.

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