Una vez que ya se conoce la identidad -y todo su árbol genealógico- del que será a partir del próximo 20 de enero el 44o inquilino de la Casa Blanca, queda por saber cuándo Barack Obama y José Luis Rodríguez Zapatero se verán las caras. Muchos meses antes de que se celebrasen las elecciones en EEUU, los políticos y los medios de comunicación españoles ya hablaban de una reconducción de las relaciones (fuese quien fuese el vencedor de los comicios) entre ambos países tras la guerra fría entre el presidente español y George W. Bush... y de una fotografía de Zapatero con el nuevo líder del mundo libre.
A lo largo de estos casi ocho años, Zapatero y Bush se han encontrado accidentalmente en unas cuantas cumbres internacionales? encuentros que han sido cronometrados y analizados hasta la ridiculez por los periodistas y por algún que otro dirigente político con ganas de sacar algo de provecho. Pero anécdotas aparte, lo cierto es que la sintonía entre ambos, que no entre los países (al menos eso es lo que el Gobierno se encarga de repetir), ha sido escasa. Más aún si se tiene en cuenta que el feeling con el anterior inquilino de La Moncloa, José María Aznar, era magnífico.
Aznar y Bush siempre presumieron de mantener una relación estrecha y si es verdad el refrán que dice que una imagen vale más que mil palabras, esta relación deja dos para el recuerdo: la primera es la de los dos mandatarios con los pies encima de la mesa durante la cumbre del G-8 celebrada en 2002 en Canadá y la otra, algo más trágica por sus consecuencias, es la que los reunió en las Azores en 2003 antes de la invasión de Irak.
Aires de cambio . Tal vez por todo ello los dirigentes socialistas están tan ansiosos por pasar página y, a la vez, tan esperanzados con la llegada de aire nuevo y renovador a la Casa Blanca. No obstante, no conviene llamarse a error: la mejora de las relaciones entre los líderes de dos países que son aliados es una prioridad para el todavía senador de Illinois, pero no un encuentro entre ambos y ni muchos menos en un breve plazo de tiempo.
El embajador de EEUU en España, Eduardo Aguirre, advertía al respecto el miércoles: "es muy poco realista esperar que sea [por Zapatero] el primero en ser invitado a la Casa Blanca". Tan poco realista como imposible. Hasta ahora, los primeros jefes de Estado en pasar por el Despacho Oval suelen ser los de Canadá y México, vecinos y aliados estratégicos de Washington. Además, en esta ocasción se da la circunstancia de que el presidente francés y el primer ministro británico, Nicolas Sarkozy y Gordon Brown, respectivamente, están pugnando por ser de los primeros en ser recibidos por Obama. El tanto que se apuntarían sería importante de cara a sus respectivos electores.
La misma percepción que Aguirre la corrobó ayer uno de los colaboradores del senador, Juan Verde, a Europa Press. Verde aseguró que la "primera prioridad" de Obama no es España -vamos, que no le quita el sueño- aunque sí que quiere un acercamiento; no obstante dejó caer que sí podría hacer escala en nuestro país en su próxima gira europea (en su anterior viaje durante la campaña electoral no paró en Madrid). "Las relaciones bilaterales saldrán fortalecidas y tendrán un futuro mucho más fructífero", asevera.
Todo hace indicar, como dice el ex presidente Felipe González, que habrá foto entre Zapatero y Obama, sólo queda por saber cuándo. La primera oportunidad podría tener lugar el próximo día 15 si el socialista consigue una invitación para la última cumbre de George W. Bush.
