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«Por dar el Pregón habría que pagar más que cobrar»

Su nombre siempre había sonado en las quinielas del Pregón, aunque no será hasta este domingo cuando pase de ser un «costalero de Sevilla» a tener ante sí la gloria de pregonar la Semana Santa. Enrique Henares Ortega deja el costal que tantas vivencias le ha reportado en su vida para enfrentarse al atril. Y avisa: su prosa poética irá «más allá de lo meramente religioso». Foto: Gregorio Barrera.

el 16 sep 2009 / 00:22 h.

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-Le vimos el domingo en La Estrella, este jueves estará en Antares... ¿cómo está viviendo la Cuaresma? ¿Se la imaginaba así?

-Está siendo muy especial. Estoy viviendo una Cuaresma aceleradísima por dos razones: ser pregonero marca en cierto modo al tener que acudir a muchos actos, a los que he tratado de ir sin hacer ningún feo a nadie; y, en segundo lugar, porque hay que compaginar todo eso con las responsabilidades laborales. Por mucho que digan que el Pregón se da una vez en la vida, uno no puede descuidar su trabajo.

-Avanzó que en su Pregón se colarían la polémica de los crucifijos y la crisis, ¿habrá también mención al aborto?

-Sí, pero sin alusiones políticas. No será una crítica política sino un recordatorio a los creyentes de cuál es la doctrina de la Iglesia sobre el aborto. No se trata de oponerse a las leyes, entre otras cosas porque pienso que ser católico es también respetar todas las opiniones. Se trata, pues, de decirle al entorno propio que eso no vale según la doctrina de la Iglesia, pero a nadie se le puede exigir que comulgue con las mismas ideas de la Iglesia.

-¿Y referencias al caso de Marta del Castillo?

-Estaba y las he quitado del texto porque me parece que ya tienen suficiente sus padres con lo que habrán pasado, lo que están pasando y lo que les queda por pasar. Hacía mención al movimiento de solidaridad que protagonizaron las hermandades tras la desaparición de la joven, pero lo he eliminado porque me parece que es insistir en un tema que, desgraciadamente, ha tenido un final muy trágico. No me parece apropiado. Ni se dirá en el teatro ni aparecerá en el texto completo que se edite, y en el que, la verdad, me habría gustado mucho que apareciera la presentación de la delegada de Fiestas Mayores.

-¿Se ha marcado el reto de nombrar a todas las cofradías?

-No me lo propuse desde el inicio y, desde luego, leído después el Pregón, no están todas. Tampoco hay ninguna exclusión adrede. He nombrado a las que he creído que iban al hilo del texto. Así que espero que ninguna se enfade, pues algunas de mis preferidas a lo mejor no aparecen y otras que no lo son tanto resulta que están nombradas.

-Y La Resurrección, ¿aparece en el Domingo de Resurrección o en el Sábado Santo?

-Bueno, sí se habla de La Resurrección. Pero, la verdad, para mí La Resurrección debe ser de Domingo. Siempre parto de que el planteamiento inicial fue erróneo. Nunca debió ser una hermandad de penitencia.

-¿Será pues un Pregón que responda principalmente a sus vivencias personales?

-Indudablemente. Es el pregón de un cofrade. Cuando me eligieron todos me insistían en que sería el pregón del costalero. No, el del costalero se da en San Esteban y está muy bien. Será el pregón de un sevillano, de un cofrade de a pie, de un hombre de la calle. Y como cofrade de a pie que soy no se me pueden olvidar mis vivencias: muchas de costalero y otras tantas no de costalero.

-¿Cómo definiría su Pregón?

-Pienso que obedece a lo que debe ser el Pregón de la Semana Santa de Sevilla: una exaltación de la Semana Santa de esta ciudad. No es un tratado teológico ni una homilía. Eso sí, con el fundamento religioso que tiene esta fiesta, pues sin éste carecería de sentido. Pero sí, va más allá de lo meramente religioso.

-¿Ha cumplido con su promesa de no incluir ni un verso?

-No. Al final hay alguna poesía. He intentado construir prosa poética, que es lo más difícil. La verdad, soy un gran admirador de los prosistas. Muchas veces recomiendo a mis amigos un libro de Cernuda que lleva por título Tres narraciones, una delicia escribir así prosa poética. Llegar a esa altura es imposible. En la prosa he intentado afinar lo más posible, pero también hay versos.

-Ricardo Suárez propuso al Consejo cobrar por pintar el cartel, ¿qué le parecería si se pagara por dar el Pregón?

-Creo que el Pregón no tiene precio. Nunca le pondría precio, nunca querría cobrarlo y nunca lo cobraría. Y no tiene precio porque no te puedes imaginar lo que te aporta: popularidad y sentirte querido en tu ciudad. Eso no se paga. Además, el estar en un acto oficial de la ciudad en el que eres el protagonista... Con respecto al Pregón, repito lo que dice un buen amigo mío matador de toros cada vez que veía anunciado su nombre en los carteles de la Feria de Sevilla: "Por esto habría que pagar en vez de cobrar".

-¿Qué hubiera supuesto para usted el que no se hubiera retransmitido el Pregón tras la negativa del Ayuntamiento de abonar el canon?

-Como pregonero, nada. Ni soy un artista ni esto es la ópera ni la canción española ni una obra de teatro. No me voy a sentir más grande porque se difunda mi imagen por la tele o mi voz por la radio. La única pena que me daba era la de los enfermos en los hospitales, los mayores en las residencias y los cientos de sevillanos y cofrades a los que se le hurtaría el Pregón sin motivo alguno. No sólo los cofrades siguen el acto por los medios de comunicación.

-En los mentideros cofrades se comenta que el Ayuntamiento no llegó a plantear el tema el año pasado por el fuste de un pregonero como Burgos. ¿Qué opina de ello?

-No creo que sea así. Ha sido coyuntural, pero de todas formas, evidentemente Antonio Burgos pesa mucho. Después de mi designación he coincidido varias veces con él. En una ocasión, me comentó algo así como 'tú haz lo que te dé la gana'. Y así lo he hecho.

-A su juicio, ¿quién debe pagar el canon del Pregón?

-Me voy a mojar. Si el Pregón es un acto oficial de la ciudad y, creo que lo es puesto que lo preside el escudo del Ayuntamiento, lo debería pagar el Consistorio. De esta forma, le devolvería a Sevilla y a sus hermandades lo mucho que éstas aportan a la ciudad con la Semana Santa.

-Como costalero que ha sido, ¿qué le parecen las últimas polémicas surgidas bajo las trabajaderas en La Hiniesta o Los Negritos?

-Me parece impresentable. Culpo a ambas partes. Primero, a algunas hermandades que se aprovecharon de sus cuadrillas. No estoy de acuerdo con que sean utilizadas como grupos de presión en los procesos electorales de las juntas de gobierno. También culpo a los costaleros, que no están para mandar en ningún sitio ni hacer grupo de presión, sino para prestar un servicio a la Semana Santa de Sevilla y a sus hermandades.

-¿Los costaleros han de ser hermanos?

-Pienso que el costalero que quiera ser hermano, que lo sea; y el que no, que no lo sea. Ser hermano de una cofradía debe ser voluntario y no impuesto. El ingreso en la nómina ha de venir por el amor y devoción a los titulares. Me gustan mucho más las cuadrillas donde van hermanos y no hermanos, y no pasa nada. Yo he tenido la experiencia de trabajar en una cuadrilla donde inicialmente debajo del paso iban muy pocos hermanos y ahora... (pausa, sonríe) van muchos por convicción.

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