El Ayuntamiento ha pasado de las palabras a los hechos y ha iniciado ya los trabajos previos para dotar de sentido único a la circulación en la Ronda Histórica desde Resolana hasta la Carretera de Carmona. Se trata de una de las iniciativas de mayor calado municipal por la repercusión ciudadana de la medida, que afectará a los quince millones de desplazamientos anuales que soporta la Ronda en sus dos sentidos.
Si las previsiones del Ayuntamiento se cumplen, en la segunda quincena de agosto estará operativo el sentido único, lo que conllevará trabajos de asfaltado y señalización previa que provocarán "molestias a los conductores", como ya advirtió el concejal de Movilidad, Francisco Fernández. En una ciudad como Sevilla, tan refractaria a los cambios, es difícil encajar una reordenación del tráfico de tanta importancia, pero los técnicos ya vienen alertando desde hace meses de la necesidad de actuar sobre los flujos circulatorios en el perímetro del centro para evitar la saturación.
Como en tantos otros proyectos, el éxito o el fracaso de la medida lo marcará la eficacia en su ejecución. El Ayuntamiento debe aportar la mayor transparencia así como una información permanente y accesible a los colectivos afectados. Y debe agilizar una alternativa para todos aquellos que ya no podrán utilizar la Ronda hacia Torneo. La medida no sólo debe mejorar el tráfico privado, también el transporte público y la carga y descarga, así como liberar zonas de aparcamiento en Sánchez Perrier y León XIII.
Si el sentido único de las grandes avenidas logra una mayor fluidez del tráfico y de los autobuses, el consistorio habrá dado un paso de gigante en la peatonalización, coronada próximamente con la inauguración del Metro. Si la medida no funciona, no debe temer a una vuelta al statu quo, pero nunca deberá renunciar a mejorar las cosas siempre que cuente con los avales técnicos y gestione adecuada y eficazmente el ambicioso proyecto con el único fin de mejorar la calidad de vida de los sevillanos.
