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Primer viernes de marzo

el 28 feb 2013 / 19:04 h.

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Día grande para los Primitivos Nazarenos de Sevilla. Hoy el Señor, un año más, se pone a la altura de los hombres, a la cercanía de cuantos quieran cumplir con el piadoso, devoto y solemne acto del besapies.

Jesús Nazareno, sobria imagen que sosiega por su dulce mirada, invita al diálogo, al silencio, a la intimidad. Con esmero cuida la hermandad la presentación estética; siempre satisfactoria para los exigentes gustos cofrades de los sevillanos y de los amantes de las tradiciones. Las mejores galas: carey, plata, oro bordado, lirios, e incienso son los complementos para crear esa atmósfera única, misteriosa y distinta. Día de trajes oscuros, de encuentros, de tertulia en el atrio y de peregrinación. Todos los que acudimos somos sabedores que descubriremos el paradigma de lo bien hecho, de lo meditado, de la originalidad y el estilo que dan casi siete siglos de historia.

Este ritual se recobra del pasado, por la iniciativa de un hermano de la Archicofradía que sería injusto dejar en el olvido: Miguel Román. Su nombre poco dice ya a los cofrades de hoy. Bach, dicen, es el músico de los músicos; gloso la frase, Miguel Román es el prioste de los priostes. Marcó una forma de hacer en la cofradía y para sus cofradías. Persona no fácil de entender y del que guardo el recuerdo de una buena amistad. Crítico certero, silente y discreto en las discrepancias. En su haber, entre otras innovaciones, está el besamanos de María Santísima de la Concepción y el peculiar acto de la Exaltación a la Santa Cruz en el mes de mayo.

La coincidencia de la publicación de este articulillo y ser primer viernes de marzo, me han dado pie a particularizar en mi querida hermandad. Puede no parecer bien tanto localismo, pero si estas líneas sirven para que acudan a San Antonio Abad, sé que me lo agradecerán.

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