Ayer por la mañana se estaban escudriñando en el Ayuntamiento todos los datos que nos ha aportado el pasado puente, en cuanto a ocupación hotelera, porcentaje de aumento de consumo en bares y restaurantes, nivel de satisfacción de turistas en cuanto a servicios públicos, principales lugares de procedencia, y un largo etcétera. Todo el centro estaba hasta arriba, pero me quiero quedar no sólo con lo vivido, sino con lo que puede estar por llegar.
A diferencia del pasado año, por ejemplo, con la Avenida de la Constitución en obras, este año estaba todo en su sitio, por lo que la sensación que se pueden haber llevado los que han venido de fuera, debe ser buena. Y eso es lo mejor. Sólo con la publicidad boca oído, hemos atesorado en estos días una inmensa caja de resonancia que tiene que dar sus frutos. Se han encontrado con un centro nuevo, con una ciudad nueva, y a todo el mundo le gusta lo bueno. Muchos turistas querrán conocer en el futuro esa Sevilla más peatonal, y por tanto, más habitable, la que los sevillanos ya viven día a día.
