Son días en los que todo el mundo se desea paz y felicidad. Así que nosotros no vamos a cambiar el discurso de la civilización y nos vamos a sumar a esas dos palabras que todo el orbe va predicando cuando dos seres se encuentran. Así que paz para el fútbol y felicidad para los béticos por el punto conseguido en Valladolid para que Paco Chaparro siga su línea de invicto al frente de la nave verdiblanca.
Frío en todo.
El partido de Zorrilla fue tan frío como la tarde. Tan escaso de fútbol que cuando quedaban quince minutos para el final las gradas se iban quedando desiertas porque todo el mundo aspiraba a ver algo de juego en el partido que a las siete ofrecía la televisión entre el FC Barcelona y Real Madrid. Partido en suma el del Nuevo Zorrillo de escasísimo juego, de muchísima presión en las filas deMendilibar y de un Betis que todo lo hizo en la zona defensiva porque en medio campo y en ataque los de Chaparro casi no existieron para la defensa vallisoletana. Es difícil sacar algunas notas de jugadas de aparente peligro en un primer tiempo, de esos que en fútbol lo mejor es olvidar pero cuando un punto tiene tanto valor como sucede en estos momentos en el Real Betis todo sea en favor del progreso en la tabla.
Lesión.
Esperábamos más de la segunda parte. Era lógico porque ya el Real Valladolid no iba a tener la misma fuerza y los verdiblancos tendrían que aparecer más en la zona atacante, al menos a priori. Pero los minutos iban pasando, el juego seguía carente de emoción y posibilidades de gol, se lesionaba por un tirón muscular Fernando Vega y salvo en dos barullos finales ante la portería defendida por Casto todo siguió exactamente igual y los puntos se repartieron tal como al principio indicaba el marcador del gélido estadio de Zorrilla.
