Toros

Rafa Serna refresca la cantera

El representante de la escuela de Sevilla abrió una generosa Puerta del Príncipe

el 25 jul 2014 / 09:22 h.

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Plaza de la Real Maestranza Ganado: Se lidiaron seis erales de Villamarta, muy abecerrados. Resultó muy bruto y complicado el primero; minúsculo e informal el segundo; desigual el tercero; sirvió el cuarto; se dejó el quinto e intermitente el sexto. Aspirantes: Samuel Ortiz (Fuengirola), de zul mahón y oro, silencio y vuelta al ruedo por su cuenta tras aviso. Juan de Dios (Salamanca), de púrpura y oro, silencio tras aviso y silencio tras un aviso Rafael Serna (Escuela de Sevilla), de carmín y oro, oreja y dos orejas. Incidencias: La plaza registró más de dos tercios de entrada en noche muy agradable. Rafa Serna cortó tres generosas orejas y fue sacado a hombros por la Puerta del Príncipe. / Foto: José Luis Montero Rafa Serna cortó tres generosas orejas y fue sacado a hombros por la Puerta del Príncipe. / Foto: José Luis Montero Ya tenemos tercer finalista. El nombre de Rafa Serna completará una terna en la que ya eran fijos –antes de saber el veredicto oficial– los novilleros Juan Carlos Carballo y, sobre todo, Pablo Aguado. Pero la estocada fulminante que despenó al tercero, dictada a matar o morir, empezó a despejar dudas. Serna estuvo bien pero sobre todo enseñó de lo que puede ser capaz si persiste en esa línea de toreo enclasado y templado que se reveló a chispazos: en un remate aquí; en esa serie de naturales... El chaval completa una hornada de nuevos valores que puede dar que hablar y remachó ese clavo poniendo toda la carne en el asador en el novillo que cerró una noche de excesivo metraje. Serna se marchó a la puerta de chiqueros para recibir ese sexto, al que enjaretó tres largas de rodillas. La faena comenzó con sabrosos doblones. El novillo tenía movilidad y la faena acabó rompiendo en una vibrante serie al natural. Fue el nudo central de una labor algo embarullada y eléctrica –el novillo tampoco fue ninguna pera en dulce– que remató de un espadazo corto pero suficiente que desató los entusiasmos del público y de la propia presidenta Anabel Moreno, que estaba por agradar y le abrió de par en par la Puerta del Príncipe. Pero la noche había brindado otra sorpresilla mencionable. Fue el sentido del temple y los atisbos de personalidad del murciano Juan de Dios, un aspirante recriado taurinamente en Salamanca que tiene cierto aroma por definir. Las asperezas de su primer oponente no le dejaron desplegar toda la mercancía pero es un nombre a tener en cuenta. El quinto se movió con más dulzura y le permitió torear con largura al natural en una faena algo desajustada y un punto declinante. La espada, en los dos, funcionó fatal. El tercero en discordia era Samuel Díaz, un fuengiroleño que quedó prácticamente inédito –tampoco aportó nada concluyente– con el brutísimo ejemplar que hizo primero. Estuvo a punto de cambiar las tornas entregándose a tope con el cuarto. Hubo dos largas de rodillas angustiosas:la primera, a portagayola y la última, para rematar la tanda de capotazos a novillo parado. Con la muleta sí le faltó mayor seguridad en si mismo para aprovechar la movilidad de un novillo que, con sus cositas, escondía algunas posibiliades. Le pegó muchos pases; los mejores, al natural y no se libró de un fuerte mamporro del que salió recrecido. La vuelta al ruedo fue de automedicación. Finalizado el festejo, se conocía el veredicto oficial de los asesores de la presidencia: Aguado, Serna y Carballo se verán las caras en la final del próximo jueves. Que gane el mejor.

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