Su mujer lo mató, pero de no haber confesado el crimen quizá no habría habido juicio ni acusación ni condena. Eso bien vale una recompensa y el TSJA lo ha entendido así al rebajar en dos años y medio la condena que la Audiencia Provincial de Sevilla impuso a esta mujer por matar a su marido asfixiándolo con un cojín en su casa de la calle San Luis. Había sido sentenciada a 14 años de cárcel por homicidio.
Fatmine Redzepi Misini es una ciudadana macedonia de 41 años que en marzo fue condenada a 14 años de cárcel por haber asfixiado a su marido con una almohada hace dos años. "La madrugada del 3 de julio de 2006, la acusada mató consciente e intencionadamente a su marido Víctor Jerónimo Aguirre en la vivienda de la calle San Luis 58, asfixiándolo con un cojín de la cama de matrimonio, pues era consciente de que apretando fuerte y prolongadamente contra la cara del referido, impidiéndole respirar, iba a terminar matándolo", decía el fallo de la Audiencia Provincial. La acusada recurrió la sentencia al Supremo andaluz, y ayer el TSJA rebajó la condena en dos años y medio, porque eliminó la agravante del delito por ser mujer de la víctima, lo cual aumentaba la pena.
La Fiscalía la acusó de homicidio y pidió para ella 15 años de cárcel. La acusación particular, de la familia del marido, la acusó de asesinato y pidió 20 años. Su abogado defensor dijo que había sido un homicidio por imprudencia, y explicó que la acusada "había obrado en defensa propia y con un trastorno mental transitorio", porque denunciaba haber sido agredida sexualmente por su marido minutos antes de que ella lo matara. Pidió que se la eximiese de culpa, y además recordó que su clienta había confesado, había colaborado con las autoridades y mostrado arrepentimiento, atenuantes que no sirvieron entonces, en el primer juicio, pero que en el recurso ante el TSJA la han librado de dos años y medio más de cárcel.
Fatmine y Víctor estaban casados en el momento del crimen, pero él ya no vivía con ella y había iniciado los trámites de separación. Fue juzgada y condenada a 14 años de cárcel por un jurado popular, y cuando recurrió al Supremo lo hizo por varias causas. Una de ellas, porque creyó que el juez había actuado con "parcialidad" al no haber explicado bien a los miembros del jurado lo que significaba la "agresión sexual" que ella denunciaba. De haberlo hecho, según ella, el jurado habría entendido que actuó en defensa propia. El TSJA rechaza esos argumentos y los demás, los que acusaban a los magistrados de haber vulnerado su presunción de inocencia. Y, en cambio, acepta que la acusada "llamó a la Policía diciendo que creía haber matado a su marido tras una discusión" y que "facilitó las llaves de la casa" cuando los agentes la encontraron en la cabina desde la que telefoneó.
En el juicio esta atenuante no se tuvo en cuenta porque la acusada había llamado 48 horas después de la muerte de su marido, "y sólo facilitó datos confusos a los agentes". El TSJA argumenta que, aunque pasara mucho tiempo, lo cierto es que hasta ese momento no había investigación ni procedimiento abierto ni nada que señalase a la acusada como sospechosa o culpable, por ello su confesión ha pesado a la hora de aceptar la reducción de la condena.
