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Recuperación a dos velocidades

España lucha contra su déficit para no quedar descolgada de los países de cabeza

el 21 ago 2010 / 20:31 h.

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Salgado conversa con el ministro griego de Finanzas el pasado mes de febrero.

Agosto es el mes en el que comenzó todo. Hace tres años que estalló la crisis de las denominadas hipotecas basura -o subprime- y el mundo sigue luchando por apartar la crisis de su lenguaje diario. Pero no es fácil. A pesar de la recuperación de algunos países, de los datos positivos que se recogen en algunas de las primeras potencias mundiales y que son un síntoma de la recuperación, es complicado saber cuándo se saldrá completamente de esta situación. Y es que lo que en un inicio fue una crisis de liquidez en los mercados internacionales, se trasladó rápidamente y con dureza a la economía real. En España, el abultado paro es una buena vara de medir las consecuencias de la coyuntura internacional.

En Europa, la locomotora es Alemania. El país que dirige Angela Merkel se apuntó en el segundo trimestre del año una progresión del PIB del 2,2%, su mayor aumento desde la reunificación, gracias, en gran medida, a su capacidad exportadora. Esta economía podría crecer hasta un 3% en 2010, según las últimas estimaciones del Bundesbank.

Francia, por su lado, ha revisado sus cifras a la baja, aunque también se apunta al crecimiento, del 1,4% para este año y del 2% en 2011. Mientras tanto, el Reino Unido prevé crecer el 1,2%.

Pero no todos son cifras en positivo en el Viejo Continente. Este año ha servido para definir claramente que hay, al menos, dos velocidades en el seno de la UE. España y su Gobierno -que mantiene una previsión de caída del PIB del 0,3% en 2010- se han afanado en no figurar en el furgón de cola, sobre todo después de que se desatara la crisis griega justo cuando nuestro país ostentaba la presidencia de la UE. Grecia ha escenificado lo que le puede suceder a un Estado si no controla sus cuentas y, de hecho, su situación ha puesto en riesgo al resto de sus socios comunitarios, que salieron al rescate a tiempo para que la economía europea no se colapsara.

Y es que durante la última década, Grecia ha hecho caso omiso del Pacto de Estabilidad de la UE, según el cual el déficit público no puede superar el 3% y la deuda debe estar por debajo del 60%. Un déficit que ahora todos miran con lupa y cuyo control se ha convertido en el objetivo de la mayoría de los países. En cualquier caso, la Comisión Europea ha considerado esta semana que, aunque persisten «los riesgos», Grecia ha cumplido las exigencias de ajuste y reformas y reúne las condiciones para recibir la segunda partida del préstamo concedido, unos 9.000 millones. Ya se desembolsó una transferencia inicial de 20.000.

Si miramos más allá, es imposible no ver al gigante chino, sobre todo después de que se haya alzado con el segundo puesto del ranking económico mundial tras desplazar a Japón. Con una tasa de crecimiento del PIB del 10,3% durante el segundo trimestre, es probable que la brecha entre los dos gigantes asiáticos siga ampliándose, aunque los expertos aseguran que aún es pronto para hablar del asalto a la primera potencia mundial, EEUU, debido sobre todo a la estructura social débil que aún pervive en China.

Pero el país de Barack Obama tampoco está para tirar cohetes. Los analistas habían supuesto que la recuperación norteamericana sería más vigorosa, pero está presentando dificultades. Las últimas, conocidas esta semana, ya que las nuevas peticiones de subsidios de desempleo aumentaron hasta medio millón, su nivel más alto desde noviembre de 2009. La incertidumbre sobre este tema hizo que el viernes el rojo tiñera las bolsas de todo el mundo.

Retos nacionales. España tiene el gran reto de no quedar descolgada, sobre todo de sus vecinos europeos y después de las dudas desatadas en los mercados internacionales por el elevado déficit y porque los especuladores pusieron al país en el punto de mira junto a Portugal y a Grecia. La bajada del rating de las agencias de calificación para la deuda nacional en abril hizo temer que entrara en una situación similar a la del país heleno. En este contexto, el diferencial entre la rentabilidad del bono español a diez años y el alemán, de referencia en Europa, continúa ampliándose, lo que indica una mayor desconfianza de los inversores sobre el país ante unas perspectivas de crecimiento peores. Éste pasó de 57 puntos en enero a 221 en junio. En cualquier caso, la última subasta del Tesoro fue bien y hace pensar en una recuperación de la confianza perdida.

El gran enemigo a vencer, para lograr situarse entre los que crecen, es el déficit fiscal, que cerró en el 11,2% en 2009. En 2010, la previsión del Gobierno es rebajarlo al 9,3% para llegar con los deberes hechos a 2013, esto es, con el déficit en el 3%, tal y como exige el Pacto de Estabilidad.

Para ello, el Gobierno comenzó a tomar medidas relevantes el otoño pasado. En la presentación de los Presupuestos Generales del Estado de 2010 se hizo pública la subida de impuestos -el alza del IVA no ha entrado en vigor hasta julio- y el recorte de algunas prestaciones que han sido señas de identidad del Gobierno, como el cheque-bebé y la rebaja de los 400 euros en el IRPF. Lo último, el tijeretazo en obra pública para no ampliar el déficit, que afecta directamente al sector que fue la joya de la corona en los años de opulencia y que se ha pegado el mayor batacazo en los de vacas flacas.

España, afronta, además de este problema, el social que se desprende del paro, que afectaba en julio a 3.908.578 personas, según los Servicios Públicos de Empleo. Una dificultad más para salir de la crisis al ritmo de las economías de referencia a la que se suma una reforma laboral que no ha gustado a los sindicatos, que han convocado una huelga general contra ella para el próximo 29 de septiembre.

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