El que iba a ser el mayor y más importante Centro de Recursos para el Aprendizaje y la Investigación -CRAI- (para el común de los mortales, biblioteca) de la Universidad de Sevilla en el Prado de San Sebastián ya no podrá ser. Así lo ha querido el Supremo, tumbando su construcción y dejando este ambicioso proyecto en el más absoluto de los limbos . Por eso, el acto de colocación ayer de la primera piedra del CRAI Antonio de Ulloa vino a compensar a la comunidad universitaria.
El proyecto -que también por problemas urbanísticos no pudo construirse en una parcela de la Avenida de la Raza, donde se proyectó originariamente- se ubicará en el corazón del campus de Reina Mercedes (en plenos jardines) . Allí se levantarán cinco plantas y una para aparcamientos. Su diseño, obra del arquitecto de la Universidad Andrés Agudo, destacará por una enorme pantalla verde en su fachada principal, con el objeto de contribuir a un mejor uso de la energía y, por tanto, a un menor impacto en el medio ambiente. El edificio -con capacidad para 1.700 personas y en torno a un millar de puestos de lectura- costará seis millones de euros y no será el único nuevo que se levantará en el citado campus. A la vuelta del verano se colocará la primera piedra del Instituto de Matemáticas.
El rector de la Universidad de Sevilla, Joaquín Luque, fue el encargado de presidir el acto de colocación de la primera piedra, en el que contó con el respaldo del flamante delegado de Urbanismo, Maximiliano Vílchez. Ni uno ni otro desvelaron nada en relación con el futuro de la biblioteca del Prado, cuyo esqueleto a medio hacer espera una nueva ubicación. Ambas partes reconocieron que se está dialogando pero que, hasta que no se conozcan todos los pronunciamientos del Supremo sobre el asunto -todos irán en el mismo sentido, es decir, en rechazar la construcción en el parque-, no desvelarán nada. "Otras ubicaciones hay", se limitó a decir Vílchez, que no dejó pasar la oportunidad para recordar que el PP ya avisó de que el Prado no era el mejor sitio.
