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Rejuvenecer a los 100 años

José María del Campo, al que todo el mundo conoce y respeta en Triana, cumple hoy 100 años y dentro de una semana va a someterse a una complicada operación de cirugía. Hace años que lo necesita, pero no lograba reunir el dinero suficiente. Pasada la frontera de los 100 años, cualquier operación supone un riesgo, aunque, como en este caso, el paciente sea el colegio más enérgico y productivo del barrio.

el 16 sep 2009 / 00:23 h.

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José María del Campo, al que todo el mundo conoce, respeta y quiere en el barrio de Triana, cumple hoy 100 años y dentro de una semana va a someterse a una complicada operación de cirugía. Hace años que lo necesita, pero no lograba reunir el dinero suficiente para pagar todos los desperfectos que le ha causado el paso del tiempo. Pasada la frontera de los 100 años, cualquier operación supone un riesgo, aunque, como en este caso, el paciente sea el colegio más enérgico y productivo del barrio.

El caso es que el José María del Campo no es un centro escolar convencional. Fue el primer colegio público de Triana, cuando Triana era un arrabal y las escuelas no ocupaban edificios, sino habitaciones. Y fue diseñado por Aníbal González cuando aún no era el famoso Aníbal González, arquitecto de la Exposición Universal del 29, y padre de la Plaza de España. Por esta razón, las obras de reforma que empezarán en unos días se asemejan mucho a una operación de cirugía, porque el edificio del colegio está catalogado como Bien de Interés Cultural. También por esto, la remodelación será más costosa y obligará a la Consejería de Educación a gastar casi lo mismo que invertiría en hacer un colegio nuevo: más de un millón de euros.

Aunque el presupuesto parezca elevado, el centro escolar no va a ser ampliado, no habrá nuevas aulas ni se crearán más plazas. Se necesita mucho más dinero para hacer arreglos aparentemente sencillos en un edificio histórico, en el que todos los rincones, paredes, escaleras, puertas y ventanas están protegidas por la ley de patrimonio. Y aún así, el colegio necesita un serio repaso en rincones, paredes, escaleras, puertas y ventanas. "Las puertas están agrietadas, y por las ventanas entra el aire, pero no se pueden sustituir por otras más modernas", comenta una maestra. De modo que la obra se hará con bisturí, cuidando de no dañar el edificio de Aníbal González, que además diseñó los planos del colegio de forma gratuita. Mientras duren los trabajos, las clases no se interrumpirán. Lo más aparatoso se ha dejado para el verano, y los profesores esperan terminar el curso sin que ninguno de los 413 alumnos pierda una sola clase.

Las aulas del José María del Campo tienen los techos más altos y los ventanales más amplios. Tienen más luz que cualquier colegio moderno. Los pasillos, las galerías y algunas salas que funcionan como biblioteca o salón de actos están cubiertas con paños de azulejos. Muchos orfebres de Semana Santa aprendieron su oficio en este centro. Las aulas rodean el patio interior. Antes estaban divididas en alas, en un lado los niños y en otra las niñas. Ahora todos corretean mezclados. En el colegio hay un pequeño teatro, en un barrio que carece de teatros, y en ocasiones se abre al vecindario y se integra con la comunidad. En eso mantiene la misma actitud que hace un siglo, cuando a Triana se la tragaron las riadas, y el colegio sirvió de acogida a más de 300 familias.

El José María del Campo es de esos que llaman antiguos modernos, centro de innovación pedagógica y de los primeros en ser bilingüe. Y durante años ha sido cuna de talleres artesanales típicos de Triana. Empezó a ser un colegio ecléctico desde su nacimiento, hace hoy 100 años, cuando se convirtió en el regalo de bodas del alcalde de Sevilla a la Reina Victoria Eugenia, casada con Alfonso XIII.

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