El Sevilla enlazó su segunda victoria consecutiva de la mano de Gregorio Manzano, aunque en esta ocasión haciendo un partido mucho más completo que en tierras alemanas. Buena culpa de este nuevo triunfo la tuvo el orden del equipo durante prácticamente una hora de partido, y que le permitió encarrilarlo haciendo incluso un muy buen fútbol. Luego, perdió fuelle y quizá los cambios se demoraron, pero ganó, y con toda justicia.
Especialmente relevante fue la decisión del técnico de situar a Renato como referencia en el centro del campo, por delante de la defensa y sin perder la posición nunca. Gracias a él, a ese Renato de tiempos atrás, el equipo tuvo buena salida de balón, superó la presión del Atlético –Quique, sin Agüero, sacó a tres mediocentros sin resultado alguno– y habilitó tanto a los dos jugadores de banda como a los dos delanteros que salieron de inicio.Gran partido de Renato y gran primera parte la del Sevilla, que, con sus dos puntas jugando a un alto nivel, presionó arriba y recuperó muchos balones. Si a ello se une el buen nivel defensivo hasta el descanso, que Perotti y Capel tuvieron protagonismo, que la pelotita entró y hasta que Romaric brilló, poco más se puede decir. El orden hizo mucho, pero la motivación de los jugadores, con ganas de cambiar la dinámica de verdad, también.
