Demasiadas nubes ayer sobre la factoría de Renault. En Sevilla no estamos acostumbrados a tener malas noticias sobre el sector de la automoción. Ya sabemos, porque todos tenemos amigos, que los concesionarios lo están pasando mal por las escasas ventas, y que los talleres están arreglando más de un vehículo que tendría que haber sido ya jubilado. Pero en lo concerniente a la fabricación de cajas de cambio de Renault, siempre nos hemos hecho eco de los éxitos de San Jerónimo y de las felicitaciones incluso de la propia marca a los trabajadores sevillanos, por su profesionalidad.
Por eso, que alguien insinúe que se puede estar desviando producción hacia Rumanía, por sus mejores condiciones, duele especialmente. Esperamos que parar máquinas haya sido una decisión coyuntural y no estructural. Esta última, y ya sé que el capital no tiene colores, sería imperdonable para quienes llevan decenas de años dejándose el alma por ser de los mejores del mundo. Lo cual nadie duda, por cierto.
Periodista
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