En el forcejeo, los delincuentes asestaron una primera cuchillada en el glúteo al hombre que alcanzó los seis centímetros de profundidad, y posteriormente, al resistirse él al robo, volvieron a pincharlo en un muslo. La víctima tuvo que ser operada de la primera de las heridas y se encuentra ingresada en la Clínica Fremap, donde espera que hoy le den el alta.
El atraco se produjo en torno a las 13 horas del viernes cuando los dos individuos, ambos con el rostro cubierto con cascos integrales de moto, se dirigieron al hombre para arrebatarle la recaudación a muy pocos metros del restaurante, según confirmaron fuentes de la Policía Nacional. Lo certero del asalto hace sospechar que lo estaban esperando porque sabían que se dirigía al banco para hacer un ingreso. Uno lo abordó mientras el otro esperaba en la moto en la que, tras arrebatarle el dinero, ambos huyeron rápidamente.
Los testigos alertaron al teléfono de emergencias 112, que trasladó el aviso al 061 para que enviara una ambulancia que atendió al herido en el mismo lugar, comprobando que las heridas no habían afectado a zonas vitales, y luego lo trasladó al hospital Virgen del Rocío. Desde allí fue llevado a la Clínica Fremap, la mutua de la empresa, donde hoy espera recibir el alta.
Responsables del establecimiento, que ayer visitaron a la víctima en la clínica para interesarse por su salud, explicaron que el encargado es una persona muy apreciada en el restaurante, en el que lleva muchos años trabajando. De hecho procede de El Puerto de Santa María, donde el grupo Romerijo tiene su sede desde hace 55 años, pero estaba en Sevilla encargándose del relanzamiento del restaurante de Eduardo Dato, que acaba de abrir de nuevo tras ser renovado por completo. Pese al incidente, el local seguía ayer abierto al público.
La Policía Nacional, que se ha hecho cargo de la investigación, ha tomado ya declaración a varios testigos pero por el momento no hay detenidos. Los testigos pudieron facilitar la descripción física de los atacantes y del vehículo, aunque nadie vio la cara de los atracadores, porque en ningún momento se quitaron los cascos que les cubrían el rostro.
