El exasesor de Urbanismo del Ayuntamiento de Marbella, Juan Antonio Roca desveló ayer su línea de defensa en el juicio de Malaya. Así, cifró en mil millones de pesetas (seis millones de euros) el valor que tenía su patrimonio antes de su llegada al consistorio marbellí, a principios de los 90, una forma de explicar que las acertadas inversiones inmobiliarias realizadas le han permitido multiplicar el activo hasta situarlo, como dice el fiscal Anticorrupción, en torno a 200 millones de euros.
Más allá de este hecho, la declaración de Roca a preguntas de su abogada, Rocío Amigo, dejó claro que el Jefe tiene coartada para todo, de todo sabe y a todo contesta. "De lo investigado, no existe ningún dato objetivo que permita afirmar que Roca mandaba, dirigía o controlaba el servicio de disciplina urbanística", indicó, dado que él trabajaba en Planeamiento 2000.
Ayer volvió a discutirse sobre la legalidad del pelotazo urbanístico Crucero Banús, por el que se acusa al exasesor, a Juan Hoffmann, a Pedro Román y a Florencio San Agapito de ganar seis millones de euros con la venta de una parcela sólo un año después de haberla comprado, y ello a merced de un convenio que aumentó la edificabilidad de la superficie desde los 500 hasta los 11.000 metros cuadrados. La Fiscalía cree que la operación permitió a Roca "lavar" dinero negro.
Sorprendió que dijera que su jefe es el testigo de cargo de la acusación y responsable del servicio jurídico de Urbanismo, Jorge González, "con quien tenía muy mala influencia".En este sentido, recordó que en la primera etapa del GIL "se trabajó conjuntamente con la Junta de Andalucía", con la que la relación "era muy fluida". Pero en la segunda, con la revisión del PGOU de 1998, el entonces alcalde Jesús Gil "se irrita", por lo que "se enfriaron" las relaciones.
El presunto cerebro de la trama de corrupción municipal se quejó, además, de la imagen que se ha dado de él en los medios: "Se me pone como un tipo excéntrico y sin escrúpulos, que mata animales, y les corta las cabezas, y de alguna forma se llega a tirar por tierra una afición tan noble como es el deporte de la caza". Después recordó que el miró hallado durante el registro de su casa no ha sido tasado por Cultura al dudarse de su identidad. "Nadie, a estas alturas del partido, es capaz de mantener que Roca tenía un Miró en el cuarto de baño", indicó.
El juicio se retomará el 10 de enero con la práctica de pruebas en torno a la operación Crucero Banús.
