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"¡Ru-bal-caba, Ru-bal-caba!"

La victoria del cántabro desata la euforia entre los rubalcabistas, deja paralizados a los chaconistas y provoca ambos sentimientos mezclados entre los socialistas andaluces.

el 04 feb 2012 / 17:44 h.

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Dos horas después de que se cerraran las urnas, a las 15.30 horas, todavía no se conocía quién había ganado. La espera fue larga y plagada de rumores, aunque los delegados más veteranos en congresos recordaban que en el cónclave del 2000, en el que fue elegido Zapatero, el recuento también se prolongó durante horas. Zapatero ganó a Bono por nueve votos y Rubalcaba ha adelantado a Chacón, la favorita, por 22. En las dos horas que duró la espera, los socialistas se impacientaron mucho: unos empezaron a hacer circular rumores y otros intentaron aligerar la espera aplaudiendo al unísono. Pero los aplausos se apagaban una y otra vez sin que se moviera una mosca. La puerta de las votaciones permanecía cerrada y unas pantallas de cartón pluma ocultaban el pasillo donde estaba teniendo lugar el recuento.

En cuanto a los rumores... este es un congreso donde todos van cargados con móviles y con el dedo en el twitter a punto de disparar. La organización del congreso lo sabía y por eso instaló inhibidores de frecuencia en la sala de votos, para que no saliera ninguna filtración de allí hasta que fuera seguro. Eso no impidió, claro, que desde fuera del congreso llegaran rumores a través de la red: que si había empate y había que recontar otra vez; que si Rubalcaba había ganado por 16 votos; que si Chacón había pedido impugnar el recuento...

A las 17.25 horas, en el hall circular del hotel donde está instalada la gran pantalla, se levantó un murmullo que fue creciendo y concentrándose en un rincón de la sala. Los periodistas, invitados y delegados se movieron hacia ese rincón como quien camina hacia la luz sin saber qué va a encontrar. Entonces, entre el tumulto un joven levantó el brazo y sonrió. Sólo hizo eso. Levantar el brazo y sonreír. Pero, de inmediato, en el ángulo opuesto de la sala una chica empezó a saltar y a gritar: "¡Hemos ganado, hemos ganado!" Resultó que la chica, que no podía llegar hasta su marido porque entre ambos había un mar de gente, se encontraba en ese momento rodeada de periodistas. ¿Quién es tu marido?, le preguntamos. "Estaba de interventor en la mesa de votación", dijo sin dejar de saltar y abriéndose paso entre la gente. Los periodistas le seguían de cerca. Pero, ¿con quién? "¡Con Rubalcaba, Rubalcaba!"

En realidad fue una gota en medio del mar, porque en ese momento ya se había extendido la noticia y la mitad de la sala estaba coreando el nombre de Rubalcaba: "¡Ru-bal-caba, Ru-bal-caba!" La sala se transformó de repente en el hall de un aeropuerto: unos se abrazaban, saltaban y gritaban, como si se hubieran reencontrado después de mucho tiempo; y otros se miraban con tristeza y abatimiento, como si no fueran a volverse a ver en mucho tiempo. "Yo quería que de aquí saliera la primera secretaria general mujer del PSOE y la primera presidenta mujer del Gobierno", se quejaba una delegada. "Bueno, por lo que ha dicho Rubalcaba en su discurso, lo mismo Carme puede ser la próxima candidata en las generales", le consolaba una amiga.

Alfredo Pérez Rubalcaba aún tardó en salir media hora. Cuando al fin se subió al escenario y abrazó a Carme Chacón, la sala circular había dejado de estar dividida, y ya todos aplaudían al unísono. Entre el grupo de invitados socialistas andaluces afines a Rubalcaca hicieron notar la expresión rota de Griñán al anunciar la victoria del candidato.

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