Cultura

Rubén Pinar mereció abrir la Puerta del Príncipe en su debut

La presidenta Ana Isabel Moreno volvió a abonar la polémica al negarle un trofeo en la corrida de la Cruz Roja del 12 de octubre

el 12 oct 2009 / 19:02 h.

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El joven Rubén Pinar se presentaba como matador de alternativa en Sevilla avalado por los triunfos cosechados en la mayoría de las plazas en las que ha actuado.

La afición sevillana ya había podido comprobar la solvencia del albaceteño en sus tiempos de novillero y para los que andan pendientes de los entresijos del toreo la sorpresa no fue tanta.

Pinar sortéo en primer lugar un toro algo terciado y con mucha alegría de pies que hacía presagiar cositas buenas. Firme y resuelto, hizo romper la faena desde el primer muletazo.

El joven diestro estuvo siempre a la altura de este ejemplar, que sacó gran clase en la muleta permitiéndole construir un trasteo templado -un puntito despegado en algunos tramos- en el que no faltaron chispazos de imaginación.

Hubo mucha más cadencia en el toreo al natural, un ritmo creciente, frescura y capacidad de resolución en un muchacho que ilusionó y se hartó de torear. Se tiró a por todas con la espada y el bisoño matador salió prendido dramáticamente. Las orejas eran de libro pero la señora presidenta sumó un nuevo petardo a su particular palmarés negando el segundo trofeo en medio de un fuerte escándalo.

Aún íbamos a ver más. Sin arredrarse, Pinar puso alegría y variedad en el recibo capotero al terciado sexto, que se tapaba por la cara. El joven matador combinó verónicas, delantales y chicuelinas dispuesto a no dejar pasar ninguna oportunidad.

Brindó a El Cid y volvió a mostrar su sentido del temple en el cuidado que puso en el planteamiento de una faena tan inteligente como sedosa que hizo romper al toro pese a su sosería.

El nuevo matador se mostró capaz y poderoso, dueño absoluto de la situación, resolviendo la tendencia a mansear de su enemigo en una sorprendente tanda al natural en la que lo llevó siempre tapado cuando sólo quería tablas. Con un antológico pase del desprecio volvió a poner a todos de acuerdo. Con o sin pinchazos, Rubén Pinar mereció salir por la Puerta del Príncipe.

Luis Bolívar no tuvo opciones con su lote. Con el primero, inválido, sólo tocaba abreviar. Con el molestó cuarto, se pasó de faena.

Salvador Cortés pudo dejar algún apunte al natural en medio de una faena discontinua con el segundo, un toro mansón de enorme clase -muy en Núñez- al que le fallaron las fuerzas. El sexto puso muchas asperezas en el último tercio y el diestro sevillano se excedió algo en el metraje.

PLAZA DE LA REAL MAESTRANZA
Ganado: Se lidiaron seis toros de San Miguel, desigualmente presentados. El primero resultó inválido. Manso, noble e inválido el segundo; el tercero tuvo mucha calidad. El cuarto fue protestón y rajado. El quinto tuvo muchas dificultades y el sexto fue flojo, soso y rajadito.
Matadores: Luis Bolívar, de marino y oro, silencio en ambos.
Salvador Cortés, de noche y oro, silencio y silencio.
Rubén Pinar, de rosa palo y oro, oreja con petición de la segunda y dos vueltas al ruedo. En el sexto, gran ovación.
Incidencias: Un cuarto de entrada en tarde espléndida. Último festejo de la temporada. 

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