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Rusia apunta a Al Qaeda como autora del atentado de Moscú

El Senado estudiará imponer la pena de muerte a los terroristas.

el 30 mar 2010 / 19:43 h.

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Los moscovitas improvisaron altares en las dos estaciones atacadas.
Los moscovitas guardaron ayer duelo por las 39 víctimas mortales de los sangrientos atentados suicidas del lunes en el metro de la capital rusa.

Mientras, la Policía extrema la seguridad, los políticos exigen restablecer la pena de muerte para los terroristas -el Senado pretende aprobar un artículo que estipule la pena de muerte como castigo para los terroristas cuyos atentados ocasionen la muerte de gran número de personas- y desde el Kremlin se apunta incluso, aunque sin decirlo con todas las letras, que detrás del atentado suicida puede estar Al Qaeda.

Con las banderas a media asta en toda la ciudad, a lo largo de la jornada miles de personas acudieron a las dos estaciones de metro dinamitadas, Lubyanka y Park Kultury, para depositar flores y velas en memoria de los muertos en el doble atentado terrorista. El metropolitano moscovita fue virtualmente tomado ayer por la Policía y efectivos del ministerio del Interior en previsión de posibles nuevos atentados y para infundir seguridad a los millones de viajeros. En ambas estaciones se han colgado carteles que recuerdan que en esos lugares el 29 de marzo de 2010 los terroristas segaron la vida de personas inocentes.

Los atentados, cometidos en hora punta de la mañana en el metro repleto de gente que se dirigía al trabajo, causaron 39 muertos y 73 heridos, varios de ellos en estado muy grave, según los últimos partes oficiales. El Departamento de Sanidad de Moscú informó de que casi todos los cuerpos ya fueron identificados, por lo que se espera que mañana empiecen a recibir sepultura las primeras víctimas.

Según el Servicio Federal de Seguridad (FSB), la investigación indica que los atentados fueron organizados por grupos islamistas del Cáucaso Norte y perpetrados por mujeres kamikaze, coloquialmente llamadas viudas negras por ser en su mayoría familiares de guerrilleros abatidos por los servicios secretos. Las autoridades consideran el ataque terrorista un acto de venganza de los extremistas islámicos por la eliminación en los últimos meses de varios importantes cabecillas de la guerrilla. Agentes de seguridad revelaron al diario Kommersant que uno de esos extremistas, Saíd Buriatski, liquidado a primeros de marzo por el FSB en la república caucásica de Ingushetia, instruyó en Turquía y luego en el Cáucaso a 30 de esas viudas negras, de las que nueve se habían inmolado antes del doble ataque de Moscú.

Las fuerzas del orden movilizaron a casi un millar de efectivos para patrullar las calles y endurecieron los controles en todas las entradas de la ciudad.
Mientras, el presidente ruso, Dmitri Medvédev, exigió al Gobierno que cree unas condiciones de vida dignas en el Cáucaso con el fin de sacarlo del atraso y ofrecer a la población una alternativa a las armas, para que la guerrilla no pueda reclutar jóvenes a sus filas. "Es una tarea más complicada que la de buscar y exterminar a los terroristas. Esto ya lo aprendimos a hacer en los últimos años. A los terroristas los exterminamos y seguiremos exterminándolos", aseguró el jefe del Kremlin.

El anterior acto terrorista en el metro de Moscú ocurrió en 2004. En esta ocasión murieron nueve personas y hubo 51 heridos al estallar una bomba a la entrada de la estación de Rízhskaya. También fue un ataque suicida.

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