Economía

Salgado renuncia al legado de Solbes

Le tocó lidiar el viernes con el primer dato dramático desde su reciente llegada al Ministerio de Economía, una Encuesta de Población Activa (EPA) que constata que ya hay más de cuatro millones de parados. Y Elena Salgado optó por dar la cara y no esconderse, lo que no pudo decirse de su homólogo en Trabajo, Celestino Corbacho.

el 16 sep 2009 / 01:52 h.

Le tocó lidiar el viernes con el primer dato dramático desde su reciente llegada al Ministerio de Economía, una Encuesta de Población Activa (EPA) que constata que ya hay más de cuatro millones de parados. Y Elena Salgado optó por dar la cara y no esconderse, lo que no pudo decirse de su homólogo en Trabajo, Celestino Corbacho.

Consciente de la enorme responsabilidad que le ha caído encima como vicepresidenta económica del Gobierno, Elena Salgado ha comenzado a demostrar en sus primeros días en el puesto que, aunque Zapatero quiera liderar personalmente la política económica en los que se presumen como peores momentos de la crisis, ella no pretende quedar relegada a mera espectadora.

No lo quiso hacer el pasado viernes cuando, con motivo de la presentación de los resultados -tremendamente dramáticos- del paro de la EPA, Salgado prefirió dar la cara y exponerse ante los medios para dar tan malas noticias, pese a que estaba previsto que fuera el secretario de Estado de Economía, David Vegara -que no continuará en el cargo pese al ofrecimiento de Salgado-, quien lo hiciera.

Un gesto valiente que, por cierto, no tuvo el ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, quien mantuvo un incomprensible silencio durante la jornada, que sólo decidió romper ayer.

Heredera de un peso pesado como Pedro Solbes en la cartera más de moda del Ejecutivo, ha comenzado, de forma discreta, a desmarcarse del legado que le ha dejado su antecesor, si bien ya ha confirmado que mantendrá a su mismo equipo de trabajo. Y el primer distanciamiento ideológico, desde que fuera nombrada en su nueva responsabilidad el pasado 7 de abril, ha sido el de abrir la mano.

Frente a Solbes, que se mostró rotundo al afirmar que el margen fiscal para nuevas medidas se había agotado, Salgado considera que sí queda espacio de actuación, eso sí, sin excesos y de forma "muy selectiva", intentando que se produzca el menor impacto posible sobre unas arcas públicas, que ya cuentan con un considerable nivel de endeudamiento por el coste de las medidas anticrisis.

Aunque el objetivo de déficit estatal que marca el Pacto de Estabilidad se sitúa en el 3% -cota de la que España se encuentra ya alejada- el Banco de España ha pronosticado que el Estado superará este año el nivel del 8%.

Pero esta visión no es la única que le separa de su predecesor. La vicepresidenta económica ha frenado estos días la propuesta del Banco de España -que contaba con el aval de Solbes- para reformar la Ley de Cajas, y que implicaba dos cambios sustanciales. Por un lado, daba carta libre a que cualquiera (incluido los bancos, y esto es lo interesante) pudiera comprar cuotas participativas de las cajas de ahorros, algo imposible hasta ahora, aunque sí a la inversa, esto es, que las cajas tengan participación en los bancos. Y, en segundo lugar, eliminar la presencia política del consejo de administración de estas entidades financieras.

Hasta el momento, una declaración de intenciones. La prioridad está centrada en frenar la sangría del paro y en impulsar la creación de empleo. Pero, directamente relacionado con ello, la protección de quienes están agotando -o ya lo han hecho, las cifras apuntan a un millón de personas- las prestaciones por desempleo. Para ello, y según apuntó ayer Corbacho, la vicepresidenta tercera, en las próximas semanas, "acabará haciendo una propuesta concreta sobre este particular para intentar buscar un acuerdo con las comunidades autónomas y dar una respuesta a este problema". En el capítulo laboral, además, concede el protagonismo a la mesa del diálogo social y espera el consenso.

Mientras llega, este fin de semana Salgado está manteniendo los primeros contactos con la Administración Obama en lo que es su primera reunión del FMI y el Banco Mundial, en la que ha conocido al secretario del Tesoro de EEUU, Tim Geithner, y al presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke.

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