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Salir de una "cárcel de oro"

Los líderes del Mediterráneo debaten en Sevilla sobre el Euro-Magreb.

el 06 nov 2009 / 20:54 h.

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¿Cómo construir puentes entre regiones de distinta cultura, de distinto idioma y religión, de diferente historia y costumbres, si ni siquiera los ciudadanos pueden viajar libremente de un país a otro? A este problema se enfrentan el sur de Europa y el Magreb, unidos sólo por el Mediterráneo y por la voluntad de estrechar lazos para una mejor convivencia y un mayor enriquecimiento mutuo.

Para buscar soluciones el segundo foro de Young Mediterranean Leaders (Jóvenes Líderes del Mediterráneo -JML-) reunió ayer a 250 expertos procedentes de las dos orillas. Acercar posturas no fue difícil, pero estos líderes coinciden en que pasar a la acción sí lo será. Jérôme Cohen, el director general del JML, presentó el foro como el punto de partida para llevar a la práctica una utopía, la del Euro-Magreb, para hacer de la Unión por el Mediterráneo un proyecto concreto. Cohen utilizó palabras del filósofo Edgar Morin para mostrar su esperanza en que "el Mediterráneo pueda volver a ser la cuna del nuevo Humanismo que necesita el mundo para orientarse".

El presidente de Young Mediterranean Leaders, Hakim El Karoui, hizo las preguntas clave que los presentes se esforzarían en responder: ¿Qué es el Mediterráneo? ¿Cómo hacer para que el Islam y Occidente no se miren como enemigos? "Ningún lugar mejor que Sevilla para debatirlo", añadió. Al encuentro acudió precisamente el alcalde de la ciudad hispalense, Alfredo Sánchez Monteseirín, quien dio la bienvenida a los presentes a "una ciudad en el sur con una apuesta decidida por engancharse al norte", un lugar en el que conviven diferentes culturas y formas de entender el mundo.

Algunos de los ponentes, como Gilles Kepel, especialista en Islam y Oriente Próximo, insistieron en que uno de los escollos para la convivencia entre las dos orillas del Mediterráneo es sin duda el conflicto palestino-israelí, en el que ineludiblemente hay que intervenir -dijo Kepel- para lograr una verdadera Unión por el Mediterráneo (UPM). Así se denominó el organismo internacional surgido del Proceso de Barcelona, impulsado por la UE y el norte de África desde los años 90 y cuya plasmación en la realidad está resultando compleja.

En este sentido, Agustín Rebollo, adjunto del Coordinador Nacional EUROMED, consideró que "debemos considerar la Unión por el Mediterráneo como una esperanza". "Está racionalmente fundada, pero no ha terminado de conformar su base institucional", sostuvo. Y para apoyar su teoría dio datos como que sólo un 5% de las inversiones totales europeas son para la ribera sur del Mediterráneo. En estas circunstancias, el Euro-Magreb se está viendo reducido a un "bla, bla, bla" -en palabras de Jean Louis Guigou, delegado general del IPEMed de Francia (otro foro de encuentro euro-magrebí)-. Este experto explicó que, si queremos que mañana la UPM sea dotada de poderes supranacionales, hay que trabajar en asuntos como el cambio climático, la seguridad, la agricultura, en salvar las brechas entre el norte y el sur y en que los "500 millones de ciudadanos europeos y los 450 millones de árabe-musulmanes" sepan aprender los unos de los otros.

Lecciones. Fue en este punto del debate cuando Moulay Hafid, presidente honorífico de los empresarios marroquíes, puso en evidencia la cuestión clave: "Oigo que el norte le da lecciones de democracia y economía al sur y eso aleja las dos riberas", subrayó. Y explicó que a veces países como Marruecos pueden aportar más de lo que se piensa. Como ejemplo puso el de Zara, una empresa líder que tiene 80 fábricas en China y cuya producción es magrebí en un 50%. "Aunque Zara no fue al otro lado [del Mediterráneo] por simpatía", dijo.

En el turno de preguntas, uno de los jóvenes líderes que presenciaban el debate lo explicó aún más claramente cuando dijo que la Unión por el Mediterráneo corre el riesgo de construir en el Magreb "una cárcel dorada" si el norte acaba diciéndole implícitamente al sur: "Cállense, coman, les daremos una casita mejor aunque seguirán sin tener libertades políticas".

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