Salmuera para alimentar al ganado

La empresa La Española y el centro tecnológico Ainia desarrollan un sistema para reutilizar los residuos salados del envasado de aceituna de mesa en la fabricación de piensos y detergentes.

el 30 oct 2013 / 07:00 h.

La salmuera, o agua salada que procede del aderezo de la aceituna de mesa, ha sido uno de los grandes quebraderos de cabeza de una industria que tiene en la provincia su principal enclave mundial. Se trata de un residuo altamente contaminante –planta que pilla, planta que mata– que en épocas ya pasadas se echaba sin miramiento a las alcantarillas o se evaporaba en balsas, que generaban también no pocos problemas medioambientales. Pero el endurecimiento de los controles sobre ambas formas de proceder condujo tanto a las empresas como a su patronal, Asemesa, a afrontar, juntas o por separado, multitud de proyectos de investigación empleando diversas tecnologías aunque con un común denominador: un elevado coste económico. De vez en cuando afloran episodios de contaminación por salmuera en municipios de gran tradición olivarera, como Morón de la Frontera o Alcalá de Guadaíra –el río del mismo nombre da cuenta de ellos–, pero el problema, sí, va quedando atrás. Se acaba de presentar en Sevilla otro método que no sólo erradica el residuo, sino que incluso éste puede utilizarse como materia prima en la fabricación de piensos para alimentar el ganado. Lo ha desarrollado un consorcio de compañías lideradas por La Española Alimentaria Alcoyana, que envasa la marca más renombrada de aceituna de mesa, La Española, y con instalaciones en el municipio sevillano de Aznalcázar, y en colaboración con el centro tecnológico agroalimentario Ainia, cuya sede está en Valencia. Les acompañan las empresas Surfaquim, Oxicom y Atecma. Tras dos años de trabajo, el resultado es el siguiente, según explican sus responsables. Se combinan las últimas aplicaciones tecnológicas de evaporación al vacío y oxidación avanzada. La primera, alternativa a la evaporación natural en las balsas, separa el sodio contenido en la salmuera residual. Se consigue así sal con alto contenido en sustancias antioxidantes de alto valor añadido que puede ser aprovechada para la alimentación animal, “por ejemplo, para la elaboración de piensos”. No estamos ante la presencia de sol, es decir, el proceso no es al aire libre. Tras la correcta separación del agua y la sal, el agua evaporada condensada es tratada, a través de la tecnología de oxidación avanzada con ozono y la posterior aplicación de luz ultravioleta. Gracias a su alto poder de oxidación y desinfección, se mejora la calidad del agua, “libre de restos orgánicos, salinidad y contaminantes” Y no para tirarla, pues cabe emplearla en diferentes usos, como la limpieza en la instalación industrial, alimentación de las calderas y el riego de cultivos agrícolas o de jardines. De algo que no valía nada y, para colmo, era contaminante a varios residuos con rentabilidad económica. “El sistema desarrollado en las plantas de La Española y en el centro Ainia se plantea además como una vía alternativa económica, eficaz y limpia a la mejora sustancial de la gestión de aguas en la industria agroalimentaria, aumentando su reutilización en los propios procesos industriales, con el consiguiente avance del sector para trabajar con el objetivo del vertido cero”, explican fuentes de ese centro tecnológico, una referencia para la investigación agroalimentaria. José Jorge Payá, director técnico de La Española, comenta que “la innovación y el desarrollo sostenible son dos elementos básicos en nuestra cultura y la única forma de conseguir progresos y eficiencias”. Y éstas son básicas para competir en un mercado alimentario globalizado y con crecientes exigencias ambientales. Las pruebas piloto ya se han afrontado, y con exitoso resultado. El desarrollo y aplicación del sistema de tratamiento a escala semiindustrial ha logrado, según sus responsables, que por cada mil litros de salmuera residual se aprovechen más de 900 litros de agua destilada para diversos usos y 88 kilos de sal apta para la alimentación animal. Sevilla absorbe más de la mitad de la cosecha nacional de la aceituna, cifrada ésta en medio millón de toneladas anuales.

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