Cultura

Salvador Cortés vuelve a respirar en el Corpus

PLAZA DE LA REAL MAESTRANZA
Ganado: Se lidiaron seis toros de Martín Lorca, el tercero como sobrero, bien presentados y de mal juego en líneas generales. La excepción fue el bravo sexto, un toro escaso de motor pero de viajes rebosantes en la muleta.
Matadores: Juan José Padilla, silencio y ovación.
José Ignacio Uceda Leal, ovación y silencio.
Salvador Cortés, silencio y dos orejas.
Incidencias: La plaza registró media entrada en tarde calurosa. Destacaron con los palos Luis y Pedro Mariscal.

el 04 jun 2010 / 09:45 h.

La tarde transcurría sin pena ni gloria mientras iban saliendo, uno tras otro, los toros desinflados de Martín Lorca. La sucesión de fachadas vacías sólo se iba a romper con el sexto, un bravo ejemplar al que sólo le faltó unos gramos más de motor para ser de revolución. Era el soplo de aire fresco que le hacía falta a Salvador Cortés para salir del ostracismo. Poderoso en el caballo, el animal enseñó su excepcional tranco en el brillante tercio de banderillas protagonizado por los primos Mariscal.

Cortés lo tuvo claro y aunque perdió demasiado tiempo empeñado en citar de largo, logró ir a más en dos series sobre la mano diestra que abrochó con un sorpresivo cambio de mano que hizo romper el trasteo definitivamente. Lástima que al toro le faltara más gasolina. Salvador aún lo toreó con suficiencia al natural brillando en un largo y sedoso pase de pecho. Pero el toro no daba para más y después de gustarse en un par de trincherillas se fue detrás de la espada cobrando un estoconazo suficiente que puso en sus manos dos orejas generosas que sorprendieron a gran parte del público. Con el tercero de la tarde, tan noble como claudicante, no hubo entendimiento ni acople. Cortés lo intentó sobre la mano izquierda antes de que el toro se pusiera a la defensiva.

El resto de la tarde no tiene historia. Padilla se mostró animoso con un lote sin posibilidades al que banderilleó con más entrega que brillantez. El primero era menos malo por el pitón izquierdo y el cuarto, aplomado y soso, nunca rompió de verdad. El jerezano anduvo por la cara de ambos con profesionalidad pero sin opciones de triunfo.

Uceda Leal hizo como que se ponía con el segundo de la calurosa tarde. Noble y muy rajado, brindó algunas arrancadas con posibilidades que el diestro madrileño no fue capaz de aprovechar. Había que taparle la huída, no dejarle pasar las rayas pero el toro impuso su ley y acabó cantando la gallina. Eso sí, Uceda le recetó una estocada limpia y fulminante que lo puso patas arriba. El quinto no le iba a dar ninguna posibilidad de lucimiento: era un auténtico marmolillo con el que el espigado matador no se daría ninguna coba después de que su cuadrilla perpetrara un estrafalario segundo tercio lleno de pasadas y carreras en falso. El torero se fue por la espada y aquí paz y después gloria.

Pero la jornada taurina brindó otros titulares de interés en otras plazas, en otras ferias. En Granada, El Juli, El Fandi y Manzanares, que reaparecía, se repartieron nueve orejas de un noble encierro de Hermanos García Jiménez. Tocaron a tres por coleta, premio a la explosiva variedad del Fandi, el poderío del Juli y el empaque de Manzanares, que cuajó de cabo a rabo a un buen sobrero de Garcigrande.

En Madrid, en la yema de la feria del Aniversario, Castella no llegó a estar a la altura de un gran ejemplar de toros de Victoriano del Río aunque cortó una oreja. El Fundi por su parte, se mostró muy espeso con otro animal noble y Perera pasó sin pena ni gloria con un lote sin opciones.

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