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Cultura

Santa Clara: un convento donde todo cabe

De Museo de Sevilla a Casa de los Poetas o local de ensayo: diez años después de su compra al Arzobispado, sigue sin uso definitivo.

el 29 ene 2011 / 19:47 h.

El próximo mes de junio se cumplirán diez años desde que el Ayuntamiento de Sevilla adquirió el Convento de Santa Clara, mediante la firma de un convenio con el Arzobispado por valor de 2.097.000 euros. Ha pasado un largo periodo en el que han llovido promesas e ideas para este conjunto monumental, que a día de hoy todavía no ha abierto sus puertas al público.

En aquel momento, el entonces concejal de Urbanismo, el andalucista Rafael Carmona, anunció que en el mínimo plazo posible se iniciarían las obras de recuperación de esta joya patrimonial, que se encontraba prácticamente en ruinas -en el año 2000 sufrió varios derrumbes-.

La intención del Consistorio al comprar este edificio, declarado Monumento Nacional y Bien de Interés Cultural, era convertirlo en la segunda sede del Museo de la Ciudad, que iba a tener su ubicación principal en el Monasterio de San Clemente. Una década después, el futuro de este conjunto -todavía con zonas por restaurar- aún es incierto.

PASADO:
Tras la Exposición Universal de 1992, el Partido Andalucista, entonces en el poder, concibió un ambicioso proyecto: dotar a Sevilla de un gran Museo de la Ciudad.
En 1995 se pusieron manos a la obra.

Se creó un consejo asesor, se convocaron varios concursos para la elaboración de una maqueta sensorial de la capital hispalense y de un documental audiovisual. Además, se abrió un proceso de recogida de ideas ciudadanas y se invitó a los vecinos a aportar piezas que pudieran encajar en su exposición permanente. En total, el Ayuntamiento invirtió 1,2 millones de euros.

La idea era situar este museo en una doble sede: los monasterios de Santa Clara y de San Clemente. Entonces se anunció que se iban a destinar mil millones de pesetas -seis millones de euros- en rehabilitar ambos edificios.

Finalmente, tras la salida del PA del Ayuntamiento -cabe recordar que gobernó junto al PSOE de a 1999 a 2003-, el nuevo equipo de Gobierno -PSOE e IU- dejó morir esta iniciativa.

El resultado, San Clemente se convirtió en el Centro de las Artes de Sevilla (caS), consagrado al arte contemporáneo, y Santa Clara quedó en el olvido -aunque se invirtió en su mantenimiento- hasta que en 2004, Juan Carlos Marset fue nombrado delegado municipal de Cultura.

Marset involucró a la Gerencia de Urbanismo en la restauración del edificio, de modo que las obras para recuperar una primera fase -3.000 metros cuadrados de un total de 12.000- arrancaron en 2005. Se anunció que estos trabajos terminarían en 2007, pero la complejidad de la rehabilitación fue retrasando estos plazos.

Marset, el ingeniero de los grandes proyectos culturales de la Sevilla actual, decidió que este complejo acogería la Casa de los Poetas, una iniciativa que pretendía rescatar y difundir el fructífero pasado literario de la ciudad y convertirse en un centro de encuentro de poetas a escala mundial.

También pretendía que albergara los legados de Manuel Castillo y los manuscritos de los hermanos Machado, adquiridos en subasta por Unicaja.

Marset no pudo dejar concluida su empresa, puesto que dejó el cargo después de las elecciones locales de 2007. A pesar de ser confirmado como delegado de Cultura por el alcalde, fue llamado a dirigir en Madrid el Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (Inaem), en el Ministerio de Cultura.

Su sucesora en la delegación, Maribel Montaño, prometió continuidad en el proyecto, si bien el hasta entonces director de la Casa de los Poetas, Francisco José Cruz, dimitió dejándolo todo en el aire por desavenencias con la responsable municipal.

Tras un polémico enfrentamiento público entre ambos, Montaño finalmente prescindió de Cruz y aseguró que recuperaría la Casa de los Poetas en Santa Clara, aunque compartiendo el espacio con otros usos.

Presente:
Esta semana, la delegada de Cultura anunciaba que el próximo 15 de febrero -con casi cuatro años de retraso- se inaugurará la primera fase de Santa Clara, con una exposición sobre los Machado y unas jornadas poéticas.

En concreto, se habrán recuperado para entonces los aledaños del claustro principal, la enfermería, el refectorio, los dormitorios, la sala de murales y la antigua ropería. Pero faltan dos fases más.

La segunda -6.000 metros cuadrados- dará acceso al espacio a través de la puerta principal de la calle Santa Clara, e incluirá el compás de entrada y parte de las dependencias que llevan al claustro ya renovado, así como la Torre de Don Fadrique y sus jardines de los años veinte del siglo pasado.

Esta nueva restauración no cuenta aún con plazos de apertura previstos. La tercera parte, que completará los 12.000 metros del conjunto, es la más incierta. Carece incluso de un proyecto de obras.

En julio de 2009, el alcalde presentó su plan de usos para Santa Clara. Según esta propuesta, en la planta baja habría una sala de 323 metros cuadrados para exposiciones y actos públicos, y dos estancias (la antigua enfermería y la capilla del Nacimiento) para la Casa de los Poetas.

En la primera planta se ubicaría la oficina encargada de gestionar la declaración de Sevilla como Ciudad de la Música, así como un centro de músicas históricas y la sede central del servicio de bibliotecas municipales, con una nueva que contaría con más de 45.000 volúmenes.

El Festival de Música Antigua, la Orquesta Barroca (OBS), el legado de Manuel Castillo, la Fundación Mario Maya, el Archivo Rafael Cansinos Assens, el Coro Barroco, la Asociación de Periodistas Culturales, la Orquesta Bética Filarmónica de Sevilla y la Fábrica del Arte.

Este plan, que convertía el convento en un cajón de sastre cultural, pretendía dotar de uso a toda costa el edificio, aunque para ello hubiera que prescindir de un discurso lineal entre sus contenidos. No en vano, cabe recordar que también se ofreció como sede para el malogrado Museo Thyssen.

Y cuando todo parecía ya encarrilado, llega la carrera electoral.

Futuro:
El candidato del PSOE a la Alcaldía, Juan Espadas, sorprendió esta semana proponiendo que Santa Clara se transforme en un "gran centro de referencia y ensayo de las bandas de música".

Esta promesa, anunciada tras reunirse con el Consejo de Bandas de Música Procesional, parecía ignorar el plan de usos en el que el actual alcalde, Alfredo Sánchez Monteseirín, viene trabajando desde 2005.

Espadas comprometió "parte de los 6.000 metros cuadrados disponibles en su segunda fase", en los que las bandas podrían ensayar, organizar exposiciones o conferencias.

Maribel Montaño salió al quite rápidamente asegurando que ambas iniciativas son compatibles. "Es una excelente idea, coherente con el proyecto cultural del Ayuntamiento", ya que este espacio "será un lugar de creación, que estará dedicado preferentemente a la música y a la palabra".

Así las cosas, lo cierto es que Santa Clara nunca será Museo de Sevilla y que sus provisionales inquilinos -ansiosos por emprender la mudanza- podrían acabar conviviendo con los sones procesionales.

Sin embargo, aunque parece que al fin se van esclareciendo los contenidos de este enorme recinto, nuevas dudas planean en el horizonte.

Y es que diez años después de la adquisición de este convento -cuyos orígenes se remontan a 1289-, la falta de presupuesto y la necesidad de recortar en el gasto público dejan en el aire su rehabilitación total.

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