“Se atiende a más mujeres y jóvenes por el alcohol”

Entrevista a Rafael Cueto, presidente de las asociaciones Andar y Anclaje

el 10 dic 2013 / 21:30 h.

15335034 Por Auxi Contreras Hace 37 años que Rafael Cueto lleva en abstinencia total. Es socio fundador de la asociación sevillana de alcohólicos Anclaje y ahora también presidente de la federación nacional Andar. Profesor y director toda su vida de un colegio privado, que ahora dirigen sus tres hijos, se puso en las manos de Félix Reina Galán, en la Cruz Roja, para dejar de beber. Al ver que la terapia de grupo “es lo que mejor le viene a un alcohólico”, empezó juntándose con otros, cada día en una casa, hasta que, con la ayuda de Reina, se puso en marcha la asociación que preside desde 1982. Hoy afirma que hace tantos años que casi le parece “que no haya bebido nunca”, pero vive con la “claridad meridiana” de que si toma una copa volvería a empezar de cero. Y esa es su lucha diaria. –¿Qué aportan las asociaciones al Plan Nacional sobre Drogas ante las nuevas necesidades que están surgiendo? –El fin de semana pasado celebramos en Alcázar de San Juan (Ciudad Real) el congreso nacional en el que participan todas las asociaciones de España para recopilar lo que se ha hecho durante el año y sacar conclusiones. Así, se han celebrado mesas como la de juventud, la de familiares, técnicos..., cuyas propuestas se incorporarán al Plan Nacional Sobre Drogas para poder dar cobertura a las necesidades que se tienen. –¿En qué sentido van cambiando esas necesidades? –Cada vez vienen más mujeres a las asociaciones y, sobre todo, más juventud. –¿Qué está motivando esos cambios en el perfil de usuarios que llegan a Anclaje? –En el caso de la mujer es la igualdad, que tiene su lado negativo también. Antes estaba muy mal visto que una mujer bebiera en un bar. Sin embargo, ahora las mujeres hacen cada vez más cosas igual que los hombres y una de esas es beber. Hace cinco años estábamos en una ratio de una mujer por cada cinco hombres. Actualmente, esta cifra es de por cada 10 hombres, seis mujeres. –¿Y en el caso de la juventud? –La media de edad del alcohólico ha sido siempre de unos 40 años, pero desde hace un tiempo para acá esa cifra ha bajado bastante. Hemos llegado a tener el caso de un enfermo de 16 años. Ahora nos llegan numerosos usuarios de entre 18 y 30 años, a causa del botellón. Y lo que es peor, vienen con problemas también de cocaína y otras drogas y son los más difíciles de retener, porque siguen moviéndose en unos ambientes en los que es muy complicado salir de ahí. No obstante, quitándose del alcohol, se quitan del resto y hay muchos que se rehabilitan. –¿Cómo se está actuando con esta situación? –Se trabaja en cambiar el botellón por un ocio saludable. Además de beber bebidas de mala calidad, lo hacen como cosacos. Hay otra juventud, en cambio, que no bebe absolutamente nada. Esos botellódromos que se están haciendo por ahí están haciendo estragos. Y nosotros actuamos directamente en estos lugares. En Lebrija montamos un stand en medio de un botellón, con nuestra música y todo, y regalábamos cócteles hechos con zumos y refrescos. El resultado fue muy positivo porque acudieron muchos, entre otras cosas porque eran gratis. Después les decimos que coman cuando vayan a tomar alcohol porque si no, el alcohol entra en sangre inmediatamente, que no cojan un coche o una moto... –¿Qué otras actividades realizan para llegar a los jóvenes? –A nivel provincial tenemos un grupo preparado para dar charlas en centros de Secundaria y Bachillerato y asociaciones de mujeres. Estamos contactando con ellos para darles charlas totalmente gratuitas y para llevar talleres de bebidas saludables que están buenísimas. –¿Cuál es el protocolo de actuación? –Lo primero es reconocer que se es alcohólico. La mayoría no viene por voluntad propia, sino que es la familia la que le da un ultimátum o acude a nosotros directamente. Por eso le damos la cartilla del alcohólico para que la ponga en su mesita de noche y la lea cada mañana que esté fresco. Luego está en tratamiento médico durante siete u ocho meses. Ahí lo primero es que entiendan que son enfermos alcohólicos. Pasado ese tiempo pasan al grupo de terapia y cuando terminan se le da el alta clínica. No obstante esa enfermedad se queda grabada en el hipotálamo y una sola copa lleva al alcoholismo de nuevo. Ni siquiera la cerveza sin alcohol, porque una cosa lleva a la otra y se llega de nuevo al punto inicial. No obstante, la rehabilitación es de un 80%. Cada alcohólico es distinto por completo a los demás, lo único que tienen en común es que beben alcohol etílico, pero a cada uno le da por algo diferente. –¿Cuántos usuarios tiene Anclaje actualmente? –En la actualidad hay 1.510 personas en tratamiento general y fuera del grupo. En grupo hay unos 450 enfermos. Es la asociación con más usuarios de España. De hecho es un centro de tratamiento ambulatorio, en concierto con la Junta de Andalucía, por la dimensión que tiene. –¿Por qué está en Sevilla la asociación con más usuarios? –Porque es una de las ciudades con mayor cantidad de bares de Europa. –¿Es lo mismo ser un alcohólico que ser un alcoholizado? –No. El alcoholizado es una persona que ya difícilmente tiene solución. Tiene un nivel tal de alcohol en la sangre que ya está hecho polvo. El alcoholismo es cuando uno pierde la libertad de decisión, cuando no es capaz de decir “esta es la última”.

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