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Semana trágica y crisis con todos sus avios

el 24 ago 2010 / 22:02 h.

Luis Fabiano y Kanouté, abatidos tras el cuarto gol del Sporting. (Paco Puentes)

Matheus y Lima culminaron una semana trágica para el sevillismo, que de saborear un título y el pase a la Champions por segundo año consecutivo, ha quedado sumido en una profunda decepción por los goles de los brasileños y los de Messi en el Camp Nou, que han puesto de relieve muchas limitaciones y desatado una crisis con todos sus avíos.

Palo gordo para el sevillismo, para el orgullo de su afición, que no podrá escuchar el himno de la Champions por segundo año seguido en Nervión, y para las arcas del club, que dejarán de ingresar un buen puñado de millones de euros (el 20% del presupuesto, según el propio Del Nido) que sin lugar a dudas marcarán negativamente el futuro a corto plazo de la entidad, con una masa salarial inasumible sin los millones de la Champions que se esfumaron ayer.

El Sporting de Braga, a priori calificado como ‘perita en dulce’ por casi todos los analistas y hombres de fútbol de los alrededores, resultó ser meridianamente mejor que el Sevilla en el cómputo global de la eliminatoria, allí y aquí: ayer supo defender con orden la ventaja que traía de la ida y con rápidos contragolpes fulminó a la debilitada zaga sevillista, a la que la marcha de Squillaci y la lesión de Dragutinovic han dejado bajo mínimos, pues ni Konko, ni Dabo ni Fazio resultan ser defensores excesivamente fiables y acabaron por volver loco al mismísimo Andrés Palop, que posiblemente firmara una de sus peores noches como guardameta sevillista, con errores de bulto en el 0-1 y el 2-3, apenas un minuto después de que Navas abriera un resquicio a la esperanza al anotar el 2-2.

Ocho goles en dos partidos, en apenas cuatro días, ha encajado este Sevilla nacido para jugar al ataque que parece haberse olvidado de defender y que en esta pretemporada sólo ha sido capaz de dejar su puerta a cero en uno de los diez partidos disputados (ante el Rota, eso sí) y ha visto cómo su portería era perforada hasta por rivales de la talla del Chiclana, San Fernando y Cádiz (dos), con los máximos respetos para los tres equipos gaditanos. La figura del Antonio Álvarez, no cabe duda, ha quedado muy tocada después de este carrusel de decepciones, pues el encanto de aquel gol de Rodri en el último suspiro de la Liga 2009/10 quedó roto por completo ayer con el baño que le dio el Braga en el Sánchez Pizjuán.

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