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Cultura

“Ser payaso te enfrenta con tus fracasos y tus éxitos a diario”

Entrevista con el actor Pepe Viyuela, que representa la obra 'Encerrona' este fin de semana en el marco del Festival Internacional de Artes Escénicas de Sevilla (feSt)

el 20 dic 2013 / 23:50 h.

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Pepe Viyuela Pepe Viyuela

La de Pepe Viyuela (Logroño, 1963) no es la carrera más fácil del cine español. Curtido en los programas más catódicos de la televisión, la pantalla grande le rescató colocándole frente a personajes que sólo estaban al alcance de él mismo, como los que interpretó en El milagro de P. Tinto y Mortadelo y Filemón. Misión: Salvar la Tierra. Pero fue en las series donde encontró una mayor estabilidad, viéndosele en títulos como Farmacia de guardia, Manos a la obra y Aída, donde lleva ocho años. El Festival Internacional de Artes Escénicas de Sevilla (feSt) permite este fin de semana, en el Teatro Duque, conocerle de cerca. Encerrona es una obra tejida por Viyuela y que él mismo viste y calza, una payasada de un payaso atrapado en un escenario y obligado a actuar frente al público.

–¿Con Encerrona estamos en el ámbito del clown o en el del teatro de humor? –Es que yo nunca he sabido a ciencia cierta qué es eso del clown. Si ya tengo dificultades para definirme como payaso, muchísimo más si tengo que retratarme como clown. Esa no es una palabra de mi vocabulario.

–Diremos entonces que usted hace de payaso estos días en el Teatro Duque... –No hago de nada, soy un payaso. El personaje que interpreto surge de uno mismo, no está creado por otro(como pasa en el teatro), no entras en el camerino, te vistes con tal o cual personaje y sales a representarlo. No, nada de eso. Esto es mucho más intenso y personal.

–Está enamorado de su payaso... –El payaso te enfrenta con tus éxitos y tus fracasos a diario, refleja la capacidad de las personas para pinchar en las cosas más cotidianas y remontar después el bache. Hay una universalización de lo grotesco en el payaso, porque todo el mundo se ve reflejado en él. Esto da para una disquisición muy amplia, ser payaso es una experiencia realmente profunda.

–Todavía no me ha contado de qué va Encerrona... –Érase una vez un payaso atrapado en el escenario y obligado a actuar ante el público. A través del juego con los objetos y el tránsito por diferentes emociones la obra habla al espectador de la propia vida y de los personajes que a veces nos toca interpretar en ella. Eso al menos es lo que dice la nota que se envía a los teatros.

–¿Cuándo nació el payaso que lleva dentro tan arraigado? –Yo quería ser actor, siempre lo quise, comencé a serlo pronto, pero jamás pensé en ser payaso. Un día lo descubrí y desde entonces ya no he podido volver a ser actor. Me encuentro muy bien así, disfruto muchísimo de mi condición, hago lo que quiero, más aún, hago lo que me da la gana. En el teatro sólo estoy yo, todo lo que pasa lo origino yo. No hay nada más, sólo completa libertad.

–¿Hay intrusismo en el gremio de... payasos? –Está bien que todo el mundo pruebe. Todo el que quiera intentarlo está en su derecho. Muchos lo han hecho y rápidamente se marcharon. Es el público el que tiene que expulsarte.

–Actuará en una sala pequeña, pero Encerrona ha sido vista en escenarios muy diversos. ¿Cómo adapta la obra? –Es un espectáculo que se ciñe a cualquier tipo de espacio, lo he hecho en teatros grandes, en salas minúsculas y en la calle. Pero en un lugar como el Teatro Duque funcionará muy bien, a mayor intimidad más fácil llegar a quien me observa. Se crea algo más íntimo, menos estridente.

–Lleva ocho años en la serie Aída pero tiene bastante abandonado el cine. ¿Por voluntad propia? –En el cine siempre he encontrado muchas puertas cerradas. Hay pocos papeles, me llaman muy poco, y el poco trabajo que hay se lo llevan otros, no yo. Me encantaría hacer mucho más cine, claro. Pero me concentro, en la serie de televisión por supuesto, pero también en el teatro. En primavera regresaré a Sevilla, al Teatro Lope de Vega, con El Baile, sobre un texto de Edgar Neville, un montaje que yo he producido.

–Hace algunos años le descubrimos como poeta. ¿Dónde quedó la lírica? –Publiqué cinco libros de poemas, gracias por acordarse de ellos. Pero ahora mismo no estoy escribiendo nada. Absolutamente nada.

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