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Sevilla negra

Unas fotos reivindican en plena calle la belleza de la mujer africana. Las de carne y hueso que viven en la ciudad nos cuentan su historia

el 16 sep 2009 / 04:08 h.

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Unas fotos reivindican en plena calle la belleza de la mujer africana. Las de carne y hueso que viven en la ciudad nos cuentan su historia.

Trabajan como asistentas del hogar, cuidan a nuestros mayores, venden bisutería en tenderetes callejeros y sus maridos se suben a los andamios día sí y día también o pasan horas a pie de semáforo vendiendo pañuelos a los conductores. Ese futuro mejor que buscaban cuando abandonaron sus países se quedó en futuro a secas pero en su memoria -y en su armario- guardan los colores, aromas y valores de la vida que dejaron a miles de kilómetros y que les recuerdan que ellas nacieron en África.

Son más de 4.500 las mujeres africanas que, según el avance del padrón municipal del Instituto Nacional de Estadística de 2009, viven en la provincia de Sevilla. Muchas llegaron en patera, otras hacinadas en la parte trasera de un camión y algunas -las más afortunadas- con un billete de avión y la esperanza de acabar sus estudios y trabajar en el continente de las oportunidades.

Hace tiempo ya que el paisaje de barrios como El Cerezo (en La Macarena), Rochelambert o el Distrito Este no se entiende sin el color negro de sus pieles y en cada rincón de Sevilla hay un trocito de Angola, Camerún, Gambia, Kenia, Sierra Leona, Senegal y así hasta 30 países más del continente africano.

Ahora, la fotógrafa camerunesa, Angèle Etoundi, ha plantado en plena Avenida de la Constitución medio centenar de fotografías que recogen la estética de la mujer africana, cuya belleza -aún disimulada con un velo- ha sido capaz de enamorar perdidamente a una Sevilla que también es negra.

Fatou fall. 30 años. Cooperante. "Mi sueño era ser abogada".

Además de su francés natal, esta senegalesa habla italiano y español y llegó a Europa en 1998 para estudiar Derecho. Tuvo que esperar diez años para volver a ver a su familia y pronto se dio cuenta de que "no iba a ser tan fácil". Antes de obtener los papeles pasó un tiempo "trabajando 14 horas en una fábrica". Hoy colabora con MAD África y quiere volver a su país para "hablarle a los jóvenes de inmigración".

Cumbita ndiaye. 23 años. Trabaja como asistenta y estudió peluquería. "Lo que más echo de menos son los domingos en familia"

Creció en Dakar, la capital de Senegal, en una casa en la que vivía con otros 25 familiares "entre hermanos, sobrinos y abuelos" y lo que más echa de menos "son los domingos, que nos reuníamos todos". Hija de un maestro y una ama de casa, Cumbita cuenta que en su ciudad vestía "con vaqueros y camisetas durante la semana" pero que los días de fiesta aprovechaba, como todas sus amigas, para lucir los preciosos vestidos, velos y paños que se trajo consigo cuando vino a vivir a Sevilla. Abandonó la vida que tenía allí porque "no era fácil mantener a una familia tan grande" y actualmente comparte piso con otras tres chicas senegalesas. Aunque estudió peluquería, ahora trabaja "limpiando dos o tres casas" y asegura que, también en España, conseguir un trabajo y vivir bien "está difícil".

Fatou samb. 26 años. Comerciante. "Dejé Senegal para buscar una vida mejor".

Fatou Samb lleva dos años y medio en España y se gana la vida "como comerciante". Del Senegal que dejó atrás no olvida "las tardes tomando el té en la calle o en cualquier casa", algo que "era todo un ritual". Como muchas de las chicas de su ciudad, "creía que esto era como en las películas americanas" y ahora es consciente de que, como en su país, también en este mundo hay pobreza. Defiende que la cultura senegalesa "es muy abierta" y pone como ejemplo que "musulmanes como yo y cristianos convivíamos en perfecta armonía".

Qué: Visite la exposición sobre mujeres africanas Desvelos.

Dónde: Avenida de la Constitución.

Cuándo: Cuanto antes, porque dejará la ciudad este fin de semana.

Más: Visite www.africavive.com o www.casafrica.es. Para saber más sobre África: www.madafrica.es.

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