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Sevilla vuelve al XIX

Una de las formas por las que el caciquismo intentaba perpetuarse, cerrando el paso a una democracia real, era la compra de votos; el cacique en cuestión mandaba a personas de su confianza en busca de electores que, por un duro, depositaban en la urna la papeleta de su lista.

el 15 sep 2009 / 02:20 h.

Una de las formas por las que el caciquismo intentaba perpetuarse, cerrando el paso a una democracia real, era la compra de votos; el cacique en cuestión mandaba a personas de su confianza en busca de electores que, por un duro, depositaban en la urna la papeleta de su lista. Eso se hacía en una sociedad atrasada, sin clases medias, falta de una economía suficiente para no tener que mendigar dinero o favores. Las sociedades modernas en cambio se rigen por propuestas que, a parte de ser expresadas en mítines y medios de comunicación, cada partido refleja formalmente en su programa; es eso lo que prometen cumplir si ganan y para ello piden el voto.

El señor Galadí, presidente de la Confederación sevillana de Empresarios, al parecer no ha caído en la existencia de esos programas y pedía anteanoche en Antares que los socialistas invirtieran en Sevilla más que en otra parte puesto que Sevilla era la que más los había votado. O sea, pedía una compra de votos; más sofisticada que las de hace un siglo pero, a fin de cuentas, compra que nos volvería al sistema caciquil. Quizás cree que vivimos aún en esa época puesto que hablaba de una Sevilla "que se sigue mirando a sí misma, egocéntrica y conformista". De cumplirse su propuesta le faltaría el calificativo de decimonónica aunque con una pizca de modernidad: la compra sería a 30, 60 y 90, por usar un símil empresarial.

Antonio Zoido es escritor e historiador

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