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Sevilla y el oso cavernario

Pertenecer a una secta sólo produce lesiones cerebrales al sectario y malestar a los demás. Se achatan las ideas, se reducen los colores al blanco y al negro y se pierde la capacidad de entender al que no comulga con sus ruedas de molino. Cuando uno propaga el sectarismo en un periódico o en un partido...

el 15 sep 2009 / 20:52 h.

Pertenecer a una secta sólo produce lesiones cerebrales al sectario y malestar a los demás. Se achatan las ideas, se reducen los colores al blanco y al negro y se pierde la capacidad de entender al que no comulga con sus ruedas de molino. Cuando uno propaga el sectarismo en un periódico o en un partido político o en cualquier organización social relevante, se causan daños a la convivencia ciudadana, se desorienta a los débiles de criterio y se abona el malestar social. Si el sectario es inteligente, cosa que aunque sorprenda puede ocurrir, el peligro es mayor porque se captan nuevos sectarios con más facilidad.

Vivimos con ellos. Los sufrimos a diario y son influyentes. Nos dificultan la vida cuando buscamos en ellos que nos la hagan más llevadera. Una cosa es ser pesimista y otra ser un derrotista sectario.

Cuando paseo por Sevilla montado en mi sevici tan a gusto me pongo a pensar. El alcalde que ha hecho posible mi paseo, que ha gestionado esta ciudad tan agradable y que antes era tan incómoda, es considerado por unas gentes un mal alcalde. Si buscamos zonas oscuras de su gestión las acabaríamos encontrando pero si reducimos el análisis al blanco y el negro cualquier persona medianamente sensata y objetiva optaría por el blanco. Monteseirín presenta ya un balance claramente superior al de sus antecesores y le queda bastante tiempo de mandato.

Es muy respetable y debe ser útil disponer de una oposición que vigile al gobierno y va de suyo que le niegue el pan y la sal. Pero esta gente lo ha hecho bien. No ha habido dislates presupuestarios. Ni megalomanías narcisistas. Han tenido el coraje de empujar a una sociedad poco proclive a la innovación. El alcalde es un ciudadano normal, discreto y ha tenido fortuna en los proyectos que ha encomendado a su equipo que es bueno con algunas excepciones clamorosas. Como lo es la oposición en su menos grata tarea de propagar el NO.

Pero no hay nada peor que un oso cavernario rugiendo en su guarida.

Abogado

crosadoc@gmail.com

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