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Si no es por una cosa, es por otra

Víctor Fernández quitó a Aurelio, Capi y Caffa para que Nacho fuese interior y jugasen Iriney y Juanma. Damiá estropeó todo nada más empezar, el grupo lo arregló aun en inferioridad y un error puntual volvió a estropear todo en el último suspiro.

el 01 may 2010 / 21:07 h.

Cuando faltaban unos segundos para el final del partido, el titular que había sobre estas líneas era algo así como "¡Al fin competitivo!". El 1-1, sin embargo, obliga a cambiar la perspectiva de lo que hizo el Betis en Las Palmas. Un equipo que encaja un gol en el área chica tras el lanzamiento de una falta pegada a la banda y a más de 40 metros de la portería no se merece el adjetivo ‘competitivo'. Tampoco parecía muy de recibo calificar así a un conjunto que un día comete un penalti y se queda con uno menos al cuarto de hora y que en el partido siguiente, lejos de rodear la misma piedra para no tropezar en ella, se tira de cabeza, hasta el punto de que vuelve a cometer otro penalti y vuelve a perder un futbolista ¡en el minuto 5! Pero bueno, el Betis reaccionó y sí que fue competitivo de verdad. En los 45 minutos que duró su inferioridad, de hecho, fue mejor que su rival. La defensa se adelantó y acortó los espacios, Arzu e Iriney controlaron a sus pares y Emana tiró de su poder intimidatorio. Hasta Fernando Vega rindió con nota por la derecha. Con diez contra diez, el dominio creció e incluso hubo un gol. El control a partir de ahí fue a más y a ratos surgió el Betis de los primeros partidos de Víctor, pero una falta absurda estropeó todo: el titular y, sobre todo, el ascenso. Cuando no es por una cosa es por otra.

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