–¿Qué tal ha ido la primera semana del magacín Más vale tarde?
–Bien. Empezamos poniendo el foco el primer día (lunes, 29 de octubre) en los desahucios y en el drama que suponen para mucha gente. Este programa tiene como objetivo esencial la denuncia de las injusticias y tocar mucho la realidad que estamos viviendo. Y eso es lo que hicimos la primera semana. Al final nos sacudió la tragedia del Madrid Arena y buscamos las responsabilidades. La verdad es que en cuestión de contenidos ha sido apasionante.
–¿Y en cuestión de audiencia?
–No ha ido mal. Empezamos muy bien con un 4,7% (frente al 2,5% de Las tardes de Cuatro), que para esa franja de La Sexta es muy buena cifra. La media de toda la semana es de 3,9% y 447.000 espectadores, pero me parece muy pronto para ir viendo la audiencia detalladamente en un espacio diario como este. Corres el riesgo de confundirte y creer que te estás equivocando con los contenidos. La prioridad es poner estos sobre la mesa y tener muy clara la línea a seguir. Seguro que así la audiencia te acompaña. Pero si lo haces al revés y piensas más en las cifras de espectadores que en los contenidos, acabarás sin lo uno y sin lo otro.
–El primer día casi duplicaron la cuota de sus enemigos de Cuatro. ¿Están cumpliendo sus objetivos?
–Esa diferencia de casi dos puntos es la que estamos manteniendo todos los días. Si nuestro rival es Cuatro, esa batalla está ganada por ahora. Pero no se trata de ganarles a ellos: si al final pones tu objetivo en vencer a los demás, puedes perder el norte de lo que quieres hacer tú.
–El programa de Cuatro y el suyo se parecen como dos gotas de agua...
–Es que si hacemos un programa de actualidad, es lógico que el material con el que trabajamos sea el mismo.
–Me refiero a la estructura, el plató, los tertulianos, los directos...
–Creo que nadie ha copiado a nadie porque empezamos el mismo día.
–¿Qué colaborador suyo le ha sorprendido más?
–Benjamín Prado. Lo teníamos más encasillado como escritor, pero tiene una visión de la realidad que me encanta. También me gusta mucho Elisa Beni, una mujer con los pies muy en la tierra. Y Toni Garrido, con el que he coincidido en muchos medios. Ve muy bien las cosas.
–¿Y María Garzón?
–Es una mujer con las ideas muy claras. Su ventaja y desventaja es la misma: no estar acostumbrada a salir en televisión. Eso enriquece su discurso y a la vez sorprende, porque a veces parece que el medio le asusta. Pero en realidad no le asusta.
–¿No es algo oportunista fichar a la hija del exjuez Garzón?
–Llamé a María después de sacar su libro, pero no como hija de Garzón. Ella me puso sus reparos porque le preocupaba la etiqueta televisiva que iba a acompañarle toda la vida. La llamé porque quiero hacer una tele donde esté representada la generación de los treintañeros. No la llamé por ser hija de..., sino porque me parecía que tenía una voz propia, era mujer y, además, muy cañera.
–¿Qué tal ha ido la fusión con Antena 3?
–Bien. Podrían haber llegado y derribado todo lo que hemos ido construyendo estos años. Y ha pasado todo lo contrario: nos han encargado nuevos formatos.
–¿Le habría costado más a La Sexta tener que integrarse en Tele 5?
–No lo sé. De todos modos, Tele 5 no prima tanto la línea editorial como otras cadenas. Los informativos de Antena 3 tienen más línea editorial que los de Tele 5. Nosotros, también.
