La historia de la moratoria dada por los países clientes a Airbus para que concluya el proyecto del A400M y fije un calendario fiable de entregas llega bajo el título de un no a cualquier precio. Comprometidos, sí, pero el sobrecoste no puede cargarse sólo sobre las espaldas de los gobiernos. Que Airbus asuma su parte de culpa (económica).
En 2009 debería haber comenzado la entrega de las primeras unidades, pero el avión aún ni siquiera ha volado, aunque se estima que lo hará a finales de año, semana más, semana menos, aunque se agrega una nueva presión, la nueva cita de los ministros de Defensa para el mes de diciembre en Sevilla.
Lo más importante para Airbus Military es renegociar las condiciones económicas y conseguir que los clientes asuman parte del sobrecoste derivado de la complejidad del motor y su desarrollo. Y lo más importante para los gobiernos es que el fabricante también asuma parte del mismo. Hasta aquí, se entienden.
El pasado 22 de junio en Sevilla los ministros de Defensa decidieron continuar negociando, y ayer se marcaron los plazos. España nunca ha dudado y apoya el programa -por el empleo y la actividad que genera-, mientras que el Reino Unido, aunque ha despejado sus dudas, es el más beligerante respecto a las exigencias a Airbus, y aún no descarta cancelar pedidos.
