"Si yo lo supiera ya lo habría dicho hace tiempo, y si lo quieren saber pregúntele a Miguel", es lo que respondió ayer el Cuco, el que era menor de edad cuando ocurrió el crimen de Marta del Castillo, a la pregunta sobre el paradero del cuerpo con el que el abogado de la familia dio por finalizado su interrogatorio. "Usted ya ha pasado su juicio. ¿Quiere hacer el favor de decirnos, al tribunal y para que puedan descansar los padres tranquilamente, algún dato para poder encontrar a Marta?", fue la pregunta que le hizo con la esperanza de que el Cuco dijera algo tras ser condenado en sentencia firme a tres años de internamiento por encubrir a Carcaño .
Javier García Marín, que sorprendió a todos con su larga melena de color cobrizo, negó además cualquier implicación en el crimen, lo que hizo que se le leyera una de sus declaraciones autoinculpatorias. Sin embargo, su testimonio ha sido menos contundente y mucho más dubitativo, en cierto modo, porque también ha sido al que más han acorralado las acusaciones . Tuvo que pensar preguntas y no aclaró qué hizo en ciertas horas del 24 de enero de 2009. Sí tenía claro que debía lanzar cuanto antes que se implicó por "presiones policiales" . "Me dijeron que habían encontrado algo en el coche de mi madre y que si no decía nada iban a meter a mi madre", señaló.
"¿Y por qué no le contó lo de las presiones a Don Fernando? Para eso es su abogado", le instó con dureza el fiscal. "Por miedo. A mí en ese momento me cogen de nuevo", le contestó con un aire chulesco, que haría que el tribunal le tuviera que llamar la atención más de una vez. Mientras fuera se oían gritos de "di donde está Marta", el Cuco fue relatando lo que hizo aquella tarde del 24 de enero. Primero fue a buscar a Marta a su casa, "pero se había marchado con Miguel", encontrándose con los dos en la plaza Santa María de Gracia. Aunque no supo precisar con exactitud las horas, una de las muchas cosas que no fue capaz de aclarar, dijo que se marchó hacia una botellona con unos amigos al Polígono San Pablo, donde quedó con Marta y Miguel en verse después de que estos fueran a Triana, y "no en León XIII".
Javier García Marín dijo que allí estuvo hasta las 21.15 horas, "me acuerdo porque le mandé un mensaje a Marta" para decirle que sus amigos se marchaban y que no fueran hasta allí. El abogado de la familia, José María Calero, le atosigó a preguntas en este punto, rebatiéndole que "si no es más cierto" que sus amigos se fueron a las 20.00 horas y que le mandó ese mensaje a Marta "cuando ya la había violado y estrangulado". El que fuera menor también negó esta acusación, justificando el hecho de que se haya encontrado su ADN con el de Marta bajo la mesa y la silla del escritorio porque "había dormido allí". "¿Bajo una mesa?", preguntó el letrado, "sí, en posición fetal", replicó con naturalidad. Lo que no fue capaz de precisar es cuándo fue la última vez que estuvo en León XIII, "puede que no fuera al piso desde Navidad".
El joven también reconoció que llamó a su amigo Samuel Benítez, pero no para ir a ayudar a Miguel a deshacerse del cuerpo, si no "para que se viniera a mi casa a dormir porque por la mañana íbamos a ayudar a mi padre en el bar". Sin embargo, luego no supo precisar por qué finalmente Samuel no fue a dormir con él y, tras confusas respuestas, dijo que al final "me fui a dormir la mona, bueno, con todo respeto, me fui a dormir a mi casa".
Ante sus negativas, le fue le leída la declaración que prestó ante el juez del caso en la que reiteraba lo que le había contado a la Policía, además de la reconstrucción que hizo en el piso de León XIII. El Cuco dio todo lujo de detalles en ambos momentos, aunque ayer dijo que fue porque "conocía el piso" y "porque la Policía me fue diciendo lo que tenía que decir". Además, negó que el hermano de Miguel le amenazara y que le implicó "por presión policial". Por último, dijo que Miguel le ha hecho mucho daño, que le guarda rencor, aunque "no mucho", y que no se ha vengado porque sería "igualarme a él".
