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Si todo vale, si todo sirve..., será porque nada importa

Me quedo con cierta reflexión de Vicente Verdú sobre nuestros tiempos. Viene a decir que ésta es la sociedad de la basura, en donde todo sobra, todo es reciclable y, como es obvio, cada vez más barato. Naturalmente, cuanto más se aproxima el producto al límite de la gratuidad, menos interesante resulta...

el 16 sep 2009 / 05:15 h.

Me quedo con cierta reflexión de Vicente Verdú sobre nuestros tiempos. Viene a decir que ésta es la sociedad de la basura, en donde todo sobra, todo es reciclable y, como es obvio, cada vez más barato. Naturalmente, cuanto más se aproxima el producto al límite de la gratuidad, menos interesante resulta al consumidor. Porque antes que personas, aquí todos somos consumidores, claro. Incluso de comportamientos o actitudes. También los comportamientos éticos se consumen. Como todo pasa a velocidad de vértigo, las lealtades duran lo mismo que las relaciones o los electrodomésticos.

En el mundo de los libros, la última fechoría perpetrada se refiere a la obra 60 años después: recuperándose del centeno, obra del sueco Fredrik Colting. Qué falta de pudor, el tipo. Para beneficiarse de la publicidad del original, el autor vende su novela como una segunda parte de El guardián entre el centeno, de J.D. Salinger. Salinger se convirtió hace ya décadas en autor de culto, y su obra es un referente clásico del establishment cultural norteamericano. Leída y releída hasta la saciedad, El guardián entre el centeno fue concebida como una historia única, sin segundas partes concebidas por autores suecos.

Menos mal que Salinger, prestigioso octogenario y reconocido neurótico (no se conocen más que dos o tres instantáneas suyas), individualista e insociable profesional, interpuso una demanda contra el autor, la editorial y la distribuidora. A consecuencia de la demanda, una juez federal de Nueva York acaba de fallar en su favor, prohibiendo indefinidamente la publicación en Estados Unidos.

Esto me recuerda la llevada y traída segunda parte de Lo que el viento se llevó, titulada con mucho aparato Scarlett y que salió con bombo y platillo hace un puñado de años, como recordarán. Ay, si la pobre Margaret Mitchell, con todo su talento para el melodrama, viese lo que sus descendientes hacen con sus derechos. Y otro detalle: ¿se han fijado en la facilidad de algunos autores para plagiar-fusilar títulos recientes? No tienen más que echarle un vistazo a las mesas de novedades.

Pero a quién le importa. Mañana nos habremos olvidado. ¿O es que cuando arrojamos la basura del día nos acordamos de la basura de ayer?

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