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Sin rolex y sin pistolas

La policía y la colaboración ciudadana frustran el robo de una joyería del Centro

el 28 sep 2011 / 10:24 h.

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O los atracadores tenían poca experiencia o el golpe estaba muy mal planificado. Lo cierto es que la intervención de un grupo de ciudadanos y de la Policía Local frustraron ayer un robo en la joyería Shaw de la calle Jaén, esquina con la Plaza Nueva. Eso sí, el susto fue mayúsculo porque los dos individuos, de unos 30 años y de nacionalidad estonia, apuntaron con una pistola simulada -que después se dejaron olvidada sobre el mostrador- a una de las dependientas, Mari Paz.

Eso sí, el botín, entre ocho y diez relojes valorados en un primer momento en 94.000 euros, lo tenían muy bien localizado, ya que fueron directos a por él. Incluso llevaban una pequeña escalera para alcanzar los relojes por la parte trasera del mostrador de la tienda.

La trama empezó pasadas las once de la mañana de ayer, precisamente minutos después de que los bomberos interviniesen por el desprendimiento de parte de una cornisa justo al lado, en la esquina de la Plaza Nueva con Tetuán. Por eso la zona estaba cuajada de agentes de la Policía Local, algo que no debieron notar, sorprendentemente, los dos atracadores.

Según narró Mari Paz, uno de ellos llamó al timbre de la joyería y, al abrir, ya notó que venían a robar porque la empujaron y le impidieron que cerrase la puerta. "Nos rociaron con un spray y me apuntaron en el pecho con la pistola", contó aún muy nerviosa. Eso sí, el aerosol de pimienta no le dio de lleno en la cara, puesto que apenas tenía picor en los ojos y garganta. O era de mala calidad o el ladrón tenía mala puntería.

Uno de los atracadores -que se ocultaba bajo unas gafas de sol y un sombrero de paja- se dirigió al mostrador de los relojes Rolex con el banco y cogió el botín. Fue entonces cuando el hijo del dueño, Carlos Shaw, que se encontraba tras el mostrador, saltó encima de él y la dependienta salió por la puerta de atrás pidiendo auxilio.

Los delincuentes salieron corriendo pero fueron reducidos de inmediato. Uno fue detenido "por tres o cuatro personas" -uno es escolta del alcalde- que desayunaban en el cercano bar Cinco Jotas. Según los testigos, fue un "auténtico placaje". El otro atracador corrió hasta la calle Albareda, donde el guarda de seguridad de la delegación de Hacienda lo redujo de inmediato. Éste sólo comentó que su actuación formaba parte de su trabajo. El camino de huida, desde luego, no era el más oportuno.

Después, llegaron agentes de la Policía Local y, posteriormente, de la Nacional, que se hará cargo de la investigación.

"Venían por los relojes. He trabajado toda mi vida aquí y nunca habían robado con nosotros dentro. Una vez lo hicieron, hace cuatro o cinco años, pero desde el exterior", aseguró Mari Paz, la dependienta que ha vivido en primera persona el robo de esta céntrica joyería.

Algunos testigos presenciales aseguraron que la Policía tardó "mucho tiempo" en llegar, aunque los ladrones fueron inmovilizados por los ciudadanos y en pocos minutos llegaron los agentes de la Policía Local.

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