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Sindicatos. Responsabilidad ante la crisis

Algún día, más pronto que tarde, habrá que reconocer debidamente el papel clave que vienen desempeñando los sindicatos UGT y CCOO en Andalucía.

el 16 sep 2009 / 02:09 h.

Algún día, más pronto que tarde, habrá que reconocer debidamente el papel clave que vienen desempeñando los sindicatos UGT y CCOO en Andalucía. Junto con los empresarios y administración autonómica, son artífices de los distintos acuerdos de concertación social que tantos frutos han dado a lo largo de estos años. El desarrollo de los compromisos adquiridos en todas y cada una de sus ediciones ha supuesto creación de empleo y riqueza en nuestra tierra y, quizá lo más importante, ha establecido unos cauces de entendimiento-el diálogo social- de tal forma que se ha constituido en toda una seña de identidad de la acción política de Andalucía. Es, desde luego, un gran capital de credibilidad y respeto que, a lo que se ve, los sindicatos no están dispuestos a perder así como así. Ni siquiera ante esta difícil coyuntura en la que soportamos una de las peores crisis económicas conocidas hasta ahora. Con esta perspectiva por delante, lejos de tirarse al monte, han optado por mantener una gran serenidad, un sentido de estado tal, con el que vienen a darle una lección a diario a aquellos que sueñan de forma tardía con las barricadas y hasta con la huelga general para desestabilizar al contrario.

Lejos de la domesticación, cerca de las propuestas

A pesar de ser, por tanto, tan clara y diáfana la trayectoria que vienen manteniendo dichas organizaciones sindicales, han de soportar las críticas y hasta el desprecio de los que consideran, en efecto, a los sindicatos, como simples correas de transmisión. Y si a ellos no les sirven para sus fines, se descalifica el trabajo que realizan tratando de debilitar lo que se puede estimar como un pilar fundamental del propio sistema en el que nos encontramos. El énfasis que están poniendo ahora en defensa de la protección social y del empleo gana fuerza desde el momento en el que se registran serias presiones para que se actúe en sentido contrario. Y es aquí cuando se demanda de las distintas fuerzas políticas una mayor claridad y transparencia en las propuestas que plantean para responder ante las adversidades que afrontamos. Su inconformismo, en fin, contra este tipo de pretensiones de abaratar el despido y de liberalizar aún más el mercado de trabajo, como si éste fuera la única causa de la crisis, nos da una clara idea de que están muy lejos de la docilidad de la que les acusan algunos.

La huelga de unos pocos

En este contexto, llaman la atención las distintas apelaciones que se hacen para ir a la huelga general disparatada iniciativa con la que quieren endosar una contestación social a las medidas puestas en marcha por el gobierno socialista. Una burda y descarada manipulación, toda una trampa en la que hasta ahora no han caído. Y como no les hacen caso organizan sus manifestaciones por ahí arrastrando por ahí una imagen cada vez más patética. Frente a este desesperado ejercicio, la reacción de unos sindicatos que combinan equilibradamente la movilización en la calle con su disposición a la negociación, faceta ésta última, que tiene que acentuarse aún más cuanto antes para afrontar el VII Acuerdo de Concertación Social. Es, sin duda alguna, la estrategia más adecuada que requiere la colaboración de todos, incluida la del PP que podría ayudar mucho tratando de convencer a los empresarios para que demuestren un mayor compromiso social.

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