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Sólo faltó la Borriquita

7.000 músicos y 35.000 espectadores dieron aires de Domingo de Ramos a Sevilla en el desfile que puso el punto final al I Congreso Nacional de Bandas de Música, en el que desfilaron nazarenos, armaos y hasta majoretes y sonaron marchas procesionales, pasodobles, villancicos y hasta el 'Bulería' de Bisbal.

el 08 dic 2009 / 15:28 h.

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Cerca de 80 bandas han desfilado en Sevilla.
Cerca de 80 bandas y más de 7.000 músicos de toda España llenaron ayer de música y color el centro de Sevilla en el Desfile del Congreso de Bandas de Música Profesional que ponía punto final al Primer Congreso Nacional, organizado por el Consejo de Bandas de Sevilla. Agrupaciones de música, de cornetas y tambores y un escuadrón de caballería venidos de distintos puntos del país desfilaron durante más de tres horas por el centro. Se dieron cita bandas de Palma de Mallorca, Zaragoza, Lorca (Murcia), Toledo o Palencia, además claro está de varias de Sevilla y otras andaluzas.

“Esto parece un Domingo de Ramos, pero a 8 de diciembre”, explicaba Mercedes, una sevillana a la que las bandas le habían cogido por sorpresa. De forma fortuita o no, lo cierto es que el centro de Sevilla, desde los Jardines de Murillo hasta la Plaza Nueva, era un hervidero de gente. De hecho, según fuentes del Cecop, 35.000 sevillanos presenciaron el desfile. “Sólo nos falta el paso”, se llegó a escuchar en la bulla. Y muy desencaminado no iba el comentario, ya que para sorpresa de muchos de los que presenciaron el desfile, se pudieron ver nazarenos, con capirote y todo, en pleno mes de diciembre. “Aún no ha nacido y ya lo estamos matando, habría que tener un poco más de respeto por la religión católica”, defendía un matrimonio cerca de la Catedral, justo allí donde se celebra la Feria de Belenes, trasladada este año desde la Plaza de San Francisco por el rodaje de Knight & day. Los dependientes calificaban el hecho como “especialmente curioso: nosotros vendiendo figuritas para el belén y la Centuria Macarena y los nazarenos desfilando por delante”.

Y por faltar, no faltaron ni las sillas, aunque eso sí, las “de los chinos” no hicieron acto de presencia. Siete euros costaba acceder a la zona cerrada, aunque la picaresca no faltó. Si al lado de los Jardines de Murillo el acceso estaba cercado y vigilado, a lo largo de la calle San Fernando y de la Avenida era posible entrar sin problemas e incluso sentarse gratis burlando la seguridad.

Aún así, se vieron muchas sillas vacías, quizás por estar mojadas por la lluvia o bien “por aburrimiento, porque el desfile es demasiado largo y sobre todo lento”, decía Javier. Y es que tres minutos separaban una banda de la otra –para no pisar la música de unas y otras– pero en ocasiones “parecía una eternidad”. Al final, la diferencia de tres minutos fue disminuyendo para dar celeridad al desfile, haciéndolo más animado.

Y es que entretenido, era. Porque, lejos de lo que pueda pensarse, no sólo era música cofrade, sino que allí había de todo: desde una multitud vestida de romanos (había dos bandas de armaos) hasta las majorettes de Móstoles que hicieron las delicias de los más pequeños, pasando por canciones conocidas, como el Bulería de David Bisbal o canciones de Mickael Jackson, además de villancicos o pasodobles.

La expectación se centraba también en los alrededores del hotel Alfonso XIII, donde desde hace más de una semana se alojan Cameron Diaz y Tom Cruise por el rodaje de su película. Los rumores campaban a sus anchas y hubo quien llegó a afirmar que habían suspendido el rodaje para poder presenciar el desfile. Así que inmediatamente las miradas se dirigieron a las ventanas del hotel “a ver si por casualidad se asoman” decían, a pesar de que ambos actores estuvieron rodando durante toda la mañana en el barrio de San Román.

Pero sin lugar a dudas, uno de los grandes protagonistas de la jornada fueron los miembros de la hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno de Linares, que aparte de llamar la atención por su vestimenta –iban vestidos de nazarenos– lo hicieron también por su amplio repertorio. Según su director, Nicolás Hidalgo, se pueden encontrar piezas clásicas de Wagner o Puccini, temas de pop-rock clásicos y hasta bandas sonoras de película.

Pero como siempre ocurre en Sevilla, había gustos para todos. Y por supuesto, estaba también quien se quejaba porque llegaba tarde al trabajo, y la Plaza Nueva estaba cercada por las bandas. “Esto no va conmigo, no sé de qué va, pero sí que tengo que llegar en diez minutos y es imposible”.

A pesar de las quejas aisladas, lo cierto es que la ciudad disfrutó de una jornada “irrepetible” según los organizadores, que se plantean celebrar el evento en Sevilla con carácter bienal para engrandecer las bandas y marchas procesionales de todo el país.

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